El presidente electo, Ollanta Humala, ha dado un buen paso para restablecer la confianza, al afirmar que, si bien el Perú tiene los mismos retos que Venezuela y Bolivia (pobreza, corrupción y narcotráfico) no seguirá su modelo económico, sino que aplicará un modelo diferente, sustentado en la realidad específica del Perú. También remarcó que “necesitamos atraer inversiones”, reconociendo que “no hay que olvidar que la inversión privada es tres veces superior a la inversión pública”.
Estas buenas señales del mandatario entrante – un tanto tardías pero esperanzadoras – adquirieron un matiz más firme al dejar abierta la posibilidad de que la cartera de Economía y Finanzas sea asumida por Luis Miguel Castilla Rubio, quien hasta hace poco viniera ejerciendo como vice ministro de hacienda, acompañando al ministro Ismael Benavides y, anteriormente, a los ex ministros Mercedes Araoz y Luis Carranza, además de haber sido funcionario de la Corporación Andina de Fomento y del Banco Mundial. El candidato al sillón del MEF, sin lugar a dudas, garantiza un manejo riguroso de la política económica, aportando una dosis de innovación al haber participado en la reciente reforma del ministerio, que apunta a lograr una relación más estrecha con gobiernos regionales, gobiernos locales y los demás sectores, sustentada en mecanismos que garanticen un gasto público de calidad, orientado a impulsar la competitividad a nivel macro, meso y micro. Castilla podría trabajar bien con el actual presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, ratificado explícitamente por Ollanta Humala, aunque no hay que olvidar que el ente emisor es conducido por su directorio en pleno, por lo que es indispensable que a esa mesa lleguen verdaderos expertos en finanzas bancarias y política monetaria.
De ser así, se estaría superando las alternativas que se venían barajando para estos cargos, al privilegiarse la idoneidad profesional antes que el acomodo político. Ello redundará en una rápida recuperación de la confianza y el restablecimiento de los proyectos de inversión privados que se mantuvieron en compás de espera. El anuncio complementario de un primer ministro con dotes de estadista y un equipo ministerial de primer nivel, sería una buena antesala para un discurso presidencial de 28 de julio que probablemente será una amplia convocatoria a todos los peruanos para trabajar por un crecimiento sostenido con libertad, orden e inclusión social.