Después de tres años de programas de austeridad, el Gobierno portugués, liderado por el primer ministro Pedro Passos-Coelho, anunció que abandonaría el 17 de mayo el rescate sin pedir más ayuda del Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI. Esta última organización advirtió de que Lisboa se enfrenta a “incertidumbres y desafíos”.
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