Por Percy Correa, Director de MAXIMIXE Learning
Transcurrido el primer trimestre del presente año, es evidente que la economía mundial aún atraviesa por un periodo de actividad carente de vigor y pleno de incertidumbre, según lo señalan las mismas autoridades de los organismos económicos y financieros multilaterales. En este sentido, los países desarrollados, tal vez con la excepción de Estados Unidos, registran tasas de crecimiento muy moderadas, al mismo tiempo que la de los países emergentes principales alcanzan niveles similares o aun inferiores a las del año pasado. Incluso la esperanza de una recuperación de la economía china, otrora principal factor en el crecimiento económico mundial, cada vez se ve más improbable en el corto plazo, y más bien se pronostica ya que ni siquiera se alcanzaría la meta de 7% de incremento del PBI que dicho país se fijara para este año. (1)
En su reciente publicación “The World Economic Outlook”, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señala que la economía mundial aún experimenta las secuelas de la crisis financiera 2008/09, en la forma de un todavía elevado nivel de apalancamiento y deuda, tanto en los sectores público, privado y corporativo en los países desarrollados, lo que determina que el sistema bancario de esos países continúen atravesando por una posición financiera débil, cuya solución demoraría aún algunos años más. Adicionalmente, el informe señala que debido a las bajas tasas de inversión de los últimos años y lento crecimiento de la productividad, en adición al envejecimiento promedio de la población mundial, la capacidad de crecimiento potencial de las economías de los países desarrollados y emergentes, ha decrecido. (2)
Por otra parte, la presente coyuntura económica mundial presenta dos desarrollos sumamente interesantes, pero sobre cuyas consecuencias existe mucha incertidumbre. Se trata en primer lugar de la masiva transferencia de ingresos reales desde los países exportadores netos de petróleo y gas a los países importadores de tales materias primas. La pregunta es si dicha transferencia está impulsando el gasto mundial o no. Evidentemente, los países exportadores emergentes como México, Rusia se han visto obligados a tomar medidas restrictivas en el gasto, situación que no sería tan cierta en los países exportadores del Medio Oriente, quienes gracias a sus ingentes reservas monetarias seguramente pueden mantenerlo. Pero la pregunta es si en los países importadores netos, los saldos ahorrados por los menores precios se dedican a sostener mayores gastos de consumo, inversión o a reducir el endeudamiento antes referido. Si lo último mencionado fuese el caso, esta redistribución masiva del ingreso mundial no tendría un impacto expansivo o lo tendría en forma relativa. (3)
El segundo desarrollo corresponde también a otra redistribución masiva del ingreso real mundial vía esta vez la depreciación del Euro, Yen y otras monedas de los mayores países emergentes frente al US dólar. Al respecto cabe indicar que la depreciación del Euro tiene un efecto relativo sobre las exportaciones netas de la euro zona, puesto que más de las dos terceras partes de las exportaciones de estos países tiene un carácter intrazona, excepto para el caso notable de Alemania, cuyo mayor porcentaje de exportaciones se destina a países fuera de la zona euro y por lo tanto si se encuentra beneficiándose claramente de dicha depreciación. Pero la apreciación del US dólar a su vez está generando algunas consecuencias como la desaceleración de la tasa de inflación en Estados Unidos, lo cual contradice la meta explícita de la Reserva Federal de alcanzar una tasa de incremento de precios de 2% para evitar el fantasma de la deflación, a la vez que el sector exportador confronta ya una desaceleración de las ventas al exterior, lo que deprime la tasa de crecimiento de la demanda agregada. Estos acontecimientos explicarían la demora en la decisión esperada de la Reserva Federal de revertir su política monetaria con efectos en el incremento de las tasas de interés, pues podría conducir a una mayor apreciación del dólar, una desaceleración de la inversión y un deterioro del empleo.
A todo este panorama incierto falta agregar las consecuencias de una moratoria unilateral por parte de Grecia. Como está previsto, el próximo viernes 24 debe reunirse el Eurogrupo que viene negociando con el gobierno griego un nuevo plan de ajuste económico y de cumplimiento de pagos de su deuda externa pública, que suma 313 mil millones de Euros.(4) Hasta ahora, no se ha logrado una definición al respecto, y aunque la misma Comisión Europea reclama un mayor esfuerzo en las negociaciones para que se pueda proceder a desbloquear los fondos de rescate acordados, ya el ministro de finanzas alemán (Wolfgang Schäuble) ha descartado que se llegue a un acuerdo; además ha afirmado que ello no traerá consecuencias negativas importantes para el Euro. También está por vencer un pago en favor del FMI, respecto del cual Grecia ha solicitado su aplazamiento. Pero, su Directora Christine Legarde ya anunció que ello era imposible, pues tal caso no había sucedido nunca con una economía desarrollada y que solamente en dos ocasiones habría ocurrido en el caso de economías en desarrollo, pero con consecuencias muy lamentables. Ante dicho escenario, el rendimiento de los bonos griegos a dos años alcanzó una tasa de 26, 89%. En contraposición, los bonos soberanos alemanes a diez años pagan un interés de 0, 085%.
La moratoria griega seguramente constituirá un factor que pondrá a prueba la estabilidad del sistema bancario europeo. Lo que sí parece ser cierto es que la lenta recuperación económica europea podría desacelerarse aún más y con ello, las perspectivas para el presente año de una mejora, aunque lenta, en la economía mundial, desvanecerse.
Se menciona ya que el PBI chino no crecerá más de 6, 8% este año.
- Tasa real de crecimiento máxima alcanzable, congruente con una situación de precios estable.
- Al respecto, llama la atención que en Estados Unidos el consumo de las familias se haya mantenido estable, a pesar de que el precio de los combustibles han caído a la mitad. Más bien lo que ha crecido es el ahorro.
- Este monto de deuda representa más de 180% del PBI griego, porcentaje que era de 146% en el 2010, cuando se firmó el primer plan de rescate de la economía griega.