La actividad manufacturera china se contrajo de nuevo fuertemente en setiembre, lo que confirma las dudas persistentes sobre el crecimiento de la segunda economía mundial, según un indicador de referencia, que cayó este mes a su nivel más bajo en seis años y medio.
El índice PMI de los directores de compras para China se estableció en septiembre en 47.0, contra 47.3 en agosto, según una cifra provisional calculada por el gabinete Markit y publicada el miércoles por el grupo de prensa Caixin. En su nivel más bajo desde marzo de 2009 según las estadísticas de Markit, este índice está por debajo de las estimaciones de los analistas consultados por Bloomberg, que apostaban por un repliegue menos pronunciado de la actividad (47.5).
Una cifra superior a 50 marca una expansión de la actividad manufacturera, un índice inferior señala una contracción. El PMI se elabora en base a los pedidos y diversas señales de actividad de las empresas. Caixin publicará la cifra definitiva de septiembre el próximo 1 de octubre, cuando se conocerá además el índice del gobierno chino.
«Esta nueva contracción muestra que el sector manufacturero ha alcanzado una etapa crucial en el proceso de transformación estructural» del modelo económico chino, indicó He Fan, economista del gabinete del grupo Caixin, señalando una demanda en retroceso.
Tras desacelerarse a un 7.3 por ciento en 2014, el crecimiento chino debería alcanzar este año alrededor de un 7 por ciento, según el gobierno. Esta cifra sería la más baja en casi 25 años.
Pekín defiende no obstante la «nueva normalidad» de un crecimiento ralentizado, fruto de sus esfuerzos por reequilibrar la economía china hacia el consumo interior, los servicios y la alta tecnología, en detrimento de las exportaciones y de la industria pesada, pilares tradicionales del crecimiento.
«Habrá que mostrarse pacientes, a la espera de que las políticas destinadas a estabilizar (la actividad) surjan efecto», añade He Fan, quien evoca los esfuerzos de estímulo fiscal de las autoridades.
Tras un espectacular hundimiento de las bolsas chinas y las turbulencias provocadas por la repentina devaluación del yuan, varios indicadores han alimentado estas últimas semanas las preocupaciones sobre el estado de la economía china.
Según el gobierno, la producción industrial china se aceleró ligeramente en agosto, respecto al mes anterior, pero por debajo de las estimaciones de los analistas.
Por su parte, el índice PPI, que mide la evolución de los precios de venta a la salida de las fábricas, se contrajo en agosto un 5.9 por ciento interanual, por 42º mes consecutivo, alimentando la sensación de desánimo.