La infraestructura pública es eficiente en todo orden de cosas, y es un elemento fundamental para mantener el crecimiento. Sin embargo, tenemos un déficit de infraestructura pero no solo en cantidad, sino de calidad. No obstante, en los últimos años muchos megaproyectos han estado cuestionados, y en mi opinión con razón.
Garantías
Hay preguntas en cuanto a cómo el Estado garantiza los proyectos, sus montos de inversión, la frecuencia con que los contratos se revisan vía adendas. Están los casos del gasoducto del sur, las interoceánicas, la refinería de Talara o el Metro de Lima, por miles de millones de dólares, que de alguna manera comprometen directa o indirectamente recursos del Estado.
Es necesario que no se hagan proyectos que dejen dudas sobre su rentabilidad, y terminen siendo “elefantes blancos”, que van a tener un costo para las generaciones futuras, pues ni siquiera figuran en el presupuesto, sino aparecen como pasivos contingentes.
Además, hay que controlar la discrecionalidad política con que se da luz verde a estas megaobras. Así las cosas, coincido en que preservar la estabilidad macroeconómica es fundamental para el desarrollo del país, pero usar el fondo de estabilización fiscal para un shock de inversión pública, cuando ni siquiera podemos dar seguridad a los ciudadanos, me parece un gran error, sería hipotecar nuevamente al país.
Proyectos ineficientes
Hay muchas dudas sobre los proyectos adjudicados en los últimos años, y el conflicto de interés aparece porque el incentivo del político es hacer algo rápido y que no aparezca en el presupuesto, todo locual es negativo para el consumidor final; el incentivo para el privado, de entrar en un proyecto a concesionar con una oferta baja y luego (obtenida la buena pro) recibir más dinero a través de adendas es alto, y con un marco institucional débil puede llevar a corrupción o a proyectos ineficientes.
Un caso es el de la IIRSA Sur, cuyo costo inicial era de US$ 800 millones y hoy supera los US$ 2, 000 millones. Uno se pregunta si esto se debe a errores ingenieriles o qué está pasando. En el marco del caso Lava Jato, hay indicios de que se habrían hecho pagos irregulares en relación a este proyecto. En la modernizacion de la refinería de Talara, su costo es cuatro veces a lo hecho en India o EE.UU. y la pregunta es si tendremos petróleo para que refine esa planta.