La reciente reunión en Doha para formalizar el congelamiento fue un fracaso al negarse Arabia Saudita a llegar a un acuerdo a menos que otras naciones, en especial Irán, se le unieran desde un principio. Irán, que posee la determinación y la capacidad para aumentar la producción este año, ni siquiera estuvo presente en la reunión.
Irán y su vecino Irak han sumado juntos más de un millón de barriles diarios a sus exportaciones de crudo en las primeras dos semanas de abril, en comparación con el promedio alcanzado en marzo.
Para Irak, gran parte proviene de reanudar las interrumpidas exportaciones kurdas, pero para Irán es parte de un constante esfuerzo por restaurar la producción al reclamado nivel de 4 millones de barriles al día, anterior a las sanciones.
Estos aumentos le ofrecieron a Arabia Saudita la excusa perfecta para negarse a congelar su propia producción. Los voceros del reino árabe, han dicho en repetidas ocasiones que Arabia Saudita estaba dispuesta a apoyar los precios del petróleo sólo como parte de una amplia coalición de los principales productores de crudo dentro y fuera de la OPEP. Sin esa acción conjunta, actuarían bajo su propio interés.
Los dos meses de preparación para la reunión de Doha contribuyeron a un aumento del 35% en los precios del crudo, y probablemente Arabia Saudita estaba cómoda con ello. Después del fracaso en Doha este fin de semana, los precios del petróleo probablemente pierdan gran parte de esa ganancia, de todos modos.