La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), informó que las entradas de inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe disminuyeron 9, 1% en 2015 en comparación con 2014, llegando a US$ 179.100 millones, el nivel más bajo desde 2010.
Este resultado se explica por la caída de la inversión en sectores vinculados a los recursos naturales, principalmente minería e hidrocarburos, y la desaceleración del crecimiento económico, sobre todo en Brasil, señala el organismo de las Naciones Unidas en su informe anual La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2016.
Para 2016, la Cepal proyecta que la IED se mantendrá en niveles inferiores a los alcanzados en los últimos años, en línea con las perspectivas económicas. Podría disminuir hasta un 8%, aunque seguirá siendo un factor importante en las economías de la región, por lo que urge atraer flujos de calidad, dice la Comisión.
“Con políticas activas e integradas, los países pueden aprovechar estos flujos para diversificar sus economías, potenciar la innovación y la incorporación de tecnología y responder a los desafíos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, dijo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
El descenso registrado en 2015 en América Latina y el Caribe contrasta con el dinamismo observado a nivel global, apunta el documento. El año pasado, los flujos mundiales de IED aumentaron 36%, llegando a un monto estimado de US$ 1, 7 billones, empujados por una intensa ola de fusiones y adquisiciones, sobre todo transfronterizas, focalizada en los países desarrollados, en particular Estados Unidos.
Pese a la baja general, los resultados por países fueron dispares. En Brasil la IED se redujo 23%, hasta los US$ 75.075 millones, aunque el país se mantuvo como el principal receptor de estos flujos en la región (acumulando 42% del monto total).
En México, segundo mayor receptor, las entradas aumentaron 18%, alcanzando US$ 30.285 millones, uno de sus niveles más altos en siete años. El sector manufacturero, principalmente la industria automotriz, y las telecomunicaciones recibieron las mayores inversiones en ese país.
La disminución de los precios de los minerales afectó negativamente los ingresos de IED en Chile (US$ 20.457 millones) y Colombia (US$ 12.108 millones), que cayeron 8% y 26%, respectivamente.
Al analizar la distribución sectorial de estos flujos, se observa, por ejemplo, que en Colombia la participación de los sectores primarios (entre ellos la minería) se redujo del 51% en 2010-2014 al 31% del total en 2015.
En Argentina las entradas aumentaron 130% hasta los US$ 11.655 millones, alza que se explica porque en 2014 se contabilizó la nacionalización del 51% de YPF realizada en 2012 (que significó una desinversión de cerca de US$ 6.000 millones en 2014).
En Centroamérica los ingresos de IED aumentaron 6%, totalizando US$ 11.808 millones. Con 43% del total, Panamá continúa siendo el principal receptor en la subregión; le siguen Costa Rica (26%), Honduras (10%) y Guatemala (10%). Por su parte, la inversión extranjera directa en el Caribe disminuyó 17% hasta alcanzar US$ 5.975 millones.
En cuanto a las tendencias de mediano y largo plazo, el estudio destaca importantes cambios en los proyectos anunciados entre 2005 y 2015: disminuye la relevancia de los sectores extractivos, se observa un particular dinamismo del sector automotriz y aumenta la importancia de las telecomunicaciones, las energías renovables y el comercio minorista.
En 2015 Estados Unidos se posicionó nuevamente como el principal inversor en la región (con 25, 9% de la IED), seguido de los Países Bajos (15, 9%) y España (11, 8%).