Todavía estamos a tiempo de hacer que la “reconstrucción con cambios” supere las experiencias del terremoto de Pisco y de las obras de prevención (?) de los dos últimos años del gobierno de Humala.
El temor de reeditar esas perversas experiencias es legítimo si verificamos que, tras casi una década del terremoto del 15 de agosto de 2007, la reconstrucción de Pisco todavía no acaba, mientras que obras mal planificadas (como la Alameda del Litoral y el Parque Conmemorativo de la Independencia del Perú) fueron destruidas por el oleaje marino. En tanto, el gobierno de Humala gastó S/. 3 mil millones en obras de supuesta prevención, destinados a la ‘descolmatación’ de los cauces de los ríos; es decir, sacar arena sin estudiar la cuenca (sin saber el porqué y para qué técnico), para que luego el propio río la restituyera y así volver a su estado original. Y todos felices y contentos gastando año tras año en ‘descolmatar’: un negocio redondo para ex ministros de agricultura, alcaldes y empresas sin escrúpulos, que sólo existe en el Perú y que en países con buenas prácticas está vedado.
El gobierno de PPK piensa destinar S/. 21 mil millones en un “Plan de Reconstrucción con Cambios” que todavía no se conoce. Y ese monto podría superar los S/. 25 mil millones sumando los recursos presupuestales de los gobiernos regionales y locales y de fuentes privadas. Mucha plata en juego, en torno a la cual pululan muchos intereses.
En un mar de tiburones no se puede ser Lorna. El 30 de agosto el gobierno presentará un primer borrador de su Plan, el cual viene siendo elaborado sobre la base de la relación de daños reportados por los alcaldes. Luego buscará perfeccionarlo con los aportes de los gobernadores y alcaldes, para que finalmente sea aprobado por el gabinete de ministros. Primer riesgo a la vista, elaborar el Plan en función de una ‘relación de daños’ reportada por los alcaldes, en lugar de una identificación experta de ‘necesidades reales’, teniendo como misión primordial salvar vidas, aplicando mediciones y peritajes técnicos, geomática y análisis integral de cuencas y de vialidad urbana.
Mientras se aguarda la formulación de dicho Plan, el gobierno ya viene aplicando un “Plan de Emergencia”, al que ha destinado S/. 800 millones para ‘descolmatar’ ríos en el norte, de los cuales S/. 346 millones irán a ‘descolmatar’ el río Piura. Como ya se dijo, ‘descolmatar’ es muy fácil de ejecutar rápido y es bueno para la foto, pero suele ser plata tirada al tacho. Peor aún si se descolmata el curso artificial de un río, que lo saca de su cauce de desembocadura natural al mar, como se pretende hacer con el desvío del torrente del río Piura a la laguna La Niña.
El “Plan de Emergencia” también contempla reconstruir diques y puentes. El problema es que muchos de ellos están mal ubicados o mal diseñados. Nuevamente, para identificar las infraestructuras óptimas se requiere de un previo análisis integral de las cuencas más riesgosas, realizable rápidamente convocando a equipos profesionales expertos. Si así se hiciera, se podría reducir tremendamente el presupuesto de reconstrucción.
Estamos a tiempo para aprender del pasado y darnos cuenta de que no por mucho madrugar se amanece más temprano. El apuro sin brújula y mejores prácticas siempre termina llevándonos a las calendas griegas y a dilapidar recursos fiscales muy escasos. El río es un ser vivo y su cuenca es sabia; hay que comprenderla minuciosa e integralmente y hay que quererla, antes que improvisar sobre ella.