La orden de prisión preventiva para Ollanta Humala y Nadine Heredia, tendrá un impacto favorable en la economía. Habrá un repunte de la confianza de la población en el Poder Judicial -tantas veces coludido con la corrupción y artífice de impunidad fraguada con arreglos bajo la mesa- que puede desatar una ola de optimismo movilizadora del consumo e incentivadora de la productividad del trabajo. También impactará favorablemente en la confianza empresarial, por su efecto disuasivo en la corrupción menuda vinculada a la tramitología; en tanto los funcionarios corruptos perciban que la cárcel les puede tocar a ellos también, si ya les toca a los más poderosos.
Un pueblo sufrido con sed de justicia, que comprueba que un ex presidente y una ex primera dama (que a vista y paciencia de todos utilizaron la política como medio de enriquecimiento ilícito) pueden terminar en la cárcel, es un pueblo que comienza a creer en la justicia y, por ende, en sí mismo.
En un país donde reina la impunidad, con una policía tantas veces coludida con la delincuencia y un Poder Judicial lento y comprable, la justicia es un lujo que muchas veces sólo puede disfrutarse de propia mano, organizando rondas campesinas o recurriendo al linchamiento. En un país así, la prisión preventiva -bien aplicada- es una institución que tiene la virtud de evitar la impunidad, la fuga premeditada, la burla y el entorpecimiento de la justicia.
Por tanto, haber atrapado tras las rejas a Ollanta y Nadine antes de su fuga premeditada, para la gran mayoría de peruanos es motivo de una celebración especial en medio de las celebraciones por fiestas patrias. Para los emprendedores y empresarios comienza a brillar la esperanza de que los permisos y licencias puedan fluir con prontitud y sin coimas. La sola esperanza de que las cosas cambien es un acicate para que todos se vuelvan más respetuosos de la ley. Un aplauso para el juez Richard Concepción Carhuancho, por su entereza a prueba de amenazas y presiones de todo calibre. Corajudo juez que, por fin, está haciendo que la frase “que Dios y la Patria os lo demande” se convierta en realidad.