Estalló la crisis presidencial y todos voltearon a mirar el impacto sobre la economía. Sobre ello, debemos precisar que ante cualquier perturbación política los indicadores más sensibles son los que se publican a diario, como el tipo de cambio, el índice de la BVL y el índice de riesgo país, y estos siempre sobre reaccionan por algún tiempo hasta que vuelven a sus valores normales, eso es lo que menos nos debe preocupar.
Demás está concentrarse en esos impactos por el momento, ya que el problema real está en la muy probable persistencia del efecto inestabilidad política y fragilidad en la institucionalidad democrática por más de dos trimestres, de ocurrir ello los fundamentos macroeconómicos tales como el crecimiento promedio del PBI, el déficit fiscal sobre PBI, el nivel de reservas internacionales y el stock de deuda sobre PBI, que son los ratios que observan los inversionistas no especulativos y que por más de una década nos han ubicado como el ejemplo a seguir en Latinoamérica, comenzarán a desquebrajarse y con ello se anulará la posibilidad de crecer a tasas por encima del 3% por año hasta el Bicentenario.
Por otro lado, volviendo a mirar los indicadores diarios, apreciamos la devaluación del sol, más allá de la intervención del BCRP la cual tiene un límite, preocupa si la tendencia se vuelve insostenible por la probable debilidad de quien gobierne a partir del 2018 y con eso la moneda se devalúe 10% (es decir que en el 2018 el tipo de cambio supere el S/ 3,5 por dólar), con ese sólo evento, sin tener en cuenta el muy posible desastre fiscal, la deuda sobre PBI superaría el 30% del PBI y esto podría generar que el Perú en el corto plazo pierda el grado de inversión, con los efectos negativos que se desencadenarían: menor inversión, menor empleo, menor PBI, mayor pobreza.
Es para no creerlo: salimos de 5 años de mucha incertidumbre política con el gobierno de Humala y esperábamos encontrar tranquilidad con PPK en la Presidencia, pero lamentablemente con un Congreso dominado por la oposición y con un Ejecutivo activo sólo a cuenta gotas, era poco probable lograr estabilidad duradera. Descartada la renuncia, existen tres opciones para hoy jueves: la permanencia de PPK en la Presidencia, la vacancia presidencial o nuevas elecciones tras la vacancia y pronta renuncia de los vicepresidentes Vizcarra y Araoz.
Las tres opciones involucran tiempo de espera de al menos dos trimestres hasta que se recomponga la confianza de los agentes económicos en los pilares institucionales del país, por lo que el daño estructural a la economía ya está hecho. Ahora, si lo que se quiere es afrontar el impacto menor, entonces la única solución que vemos es que muy pronto el Presidente, ya sea PPK o Vizcarra, tome la decisión de formar un nuevo gabinete ministerial con personalidades competentes de todas las tiendas políticas y con el liderazgo de un Premier preparado para conciliar y encontrar respuestas rápidas e inteligentes a las habituales crisis de poder de los gobiernos con minoría en el Legislativo, con eso vemos posible la existencia de gobernabilidad hasta el 2021. Feliz Navidad.