Ante tanta corrupción reinante en nuestro sistema político, los peruanos aguardan sin entusiasmo las elecciones regionales y municipales que se avecinan. Los invade un temor a tener un ‘domingo siete’; un terror a salir otra vez embarazados de pésimas autoridades; de ser violados políticamente a plena luz del día.
Votar en blanco, viciado o no votar es una consigna que viene creciendo como la espuma. Ver las calles repletas de carteles de tanto candidato angurriento de poder, sin preparación ni experiencia relevante y sin genuina vocación de servicio e idoneidad moral, produce una nausea salpicada de orfandad, una sensación de estar perdidos en medio de un desierto, sin agua y sin esperanza siquiera de visionar un oasis.
Sin embargo, si todos nos dejáramos ganar por esa sensación de asco, caeríamos en un estado de nihilismo que ahondaría el caos. Al fin y al cabo, nuestro voto es la fuente del poder, y no votar o votar en blanco favorece al voto trucho. Es mejor optar por una alternativa no tan buena o incluso mala, que dejarle la cancha libre a la alternativa pésima.
Por ello, aquí van algunos tips para alimentar el alma votante antes de dirigirse a las urnas:
- Identifica a los candidatos poco serios, para desecharlos. Los puedes identificar por su publicidad y sus promesas populistas (ejemplo: eliminar papeletas, expulsar venezolanos, etc.) que no apuntan a resolver los grandes problemas de la ciudad o región.
- Identifica a los candidatos no idóneos para gobernar una región o una ciudad. Revisa sus currículums y antecedentes y ponles una cruz a quienes rehúyen los debates. Manejar una región o ciudad requiere de una gran formación profesional y experiencia en gestión pública o privada, la que reluce mejor en la confrontación de ideas.
- Identifica a los candidatos que mienten sistemáticamente y ocultan sus intereses, a los ególatras manipuladores que esconden sus rasgos psicopáticos bajo una máscara carismática.
- Identifica a los candidatos que cambian de partido o le cambian el nombre para ocultar sus verdaderos antecedentes políticos.
- Desecha los candidatos que están desempleados o que tienen deudas impagas en el sistema financiero, y también a los que tienen juicios por crímenes o delitos de estafa.
- Desconfía de los candidatos que tienen programa de televisión. Quien es bueno para hablar suele no serlo para hacer.
- Desecha a quienes te apabullan con su publicidad en carteles, televisión y radio y nunca los has visto realizando labor social o promoviendo proyectos de desarrollo a favor de su región o ciudad. Probablemente estén lavando dinero sucio.
- No discrimines a candidatos por su color de piel o por su sexo o inclinación sexual. Ni siquiera porque te caiga antipático, porque quizás estés excluyendo al que podría hacerte la vida más simpática.
- Desecha al candidato que todo el tiempo se alaba y no muestra tener un equipo profesional sólido que lo respalde.
- Define tu voto sólo entre las opciones menos malas; después de todo con cualquiera de ellas a tu comunidad le irá mejor que con la más mala.
Al final de este ejercicio cívico posiblemente no encontrarás al candidato soñado por ti. Tú hubieses querido votar por un verdadero estadista, honesto y capaz a toda prueba. No importa; ponte a pensar si todos los peruanos hubiésemos hecho este mismo ejercicio en el pasado. Posiblemente no hubiesen existido los Toledo, los Humala o los PPK, por mencionar sólo algunos episodios nefastos de nuestro pobre bagaje electoral. ¿Por quién votarás tú?