El BCRP publicó la semana pasada su Reporte de Inflación del mes de septiembre, manteniendo, una vez más, su proyección de crecimiento de 4% para este año, a pesar de las evidentes señales de desaceleración de la economía. El ente emisor fundamenta su proyección en la recuperación que la economía experimentará en el último trimestre del año, para el cual estima un crecimiento de 4.6%. En esta entrega analizamos cuan factible es la recuperación de la economía en lo que queda del año.
En el Grafico 1 se presentan la evolución de las cotizaciones del cobre y el petróleo. El cobre a pesar de haber experimentado una tímida recuperación en las últimas semanas no ha superado la barrera de los 280 centavos de dólar por libra. Esto significa una caída de los precios de entre 10% y 15% respecto a los precios del 2017. Mientras tanto el precio del petróleo ya superó los 75 dólares por barril. ¿Por qué son importantes estos precios para la economía peruana? El precio del cobre define en gran medida el valor de nuestras exportaciones y el del petróleo define en gran medida el valor de nuestras importaciones.
Como consecuencia, la diferencia entre el valor de las exportaciones y las importaciones se viene estrechando rápidamente (ver Gráfico 2). De hecho, el superávit comercial en el mes de agosto fue de apenas 146 millones. Y esta tendencia debe continuar hasta el final del año como consecuencia de la desaceleración de la economía China que viene pasando por una crisis de sobreendeudamiento y la guerra comercial con los EUA.
Por otro lado, el Poder Ejecutivo, concentrado en su lucha fratricida con el Congreso, ha descuidado la ejecución del presupuesto del sector público. La inversión pública viene cayendo en términos nominales en los últimos meses respecto a los niveles del año pasado (ver Gráfico 3). La recaudación del IGV apenas creció 1.7% en términos nominales en el mes de agosto que corresponde a la actividad de julio.
El impuesto selectivo al consumo interno y los tributos aduaneros también se han desacelerado. La venta de vehículos nuevos cayó mas del 23% en el mes de agosto respecto al mismo mes del año anterior, la morosidad bancaria continúa incrementándose y las RIN continúan su tendencia decreciente. Todos estos indicadores sumados a los crecimientos muy pobres de los sectores de minería, manufactura, agricultura, electricidad y construcción apuntan a un estancamiento de la economía en el tercer trimestre.
Alimentando nuestro modelo PREDICE con los recientes indicadores, este revela que el crecimiento potencial de la economía se encuentra en 3.3% anual. La posición del ciclo económico alrededor del PBI potencial revela un estancamiento de la recuperación iniciada a comienzos de este año (ver Gráfico 4). Con los datos negativos casi confirmados para el tercer trimestre (faltan los datos del mes de septiembre) la probabilidad de una reversión del ciclo económico para los trimestres venideros es alta. Todo va a depender del comportamiento de los ciclos económicos de los 14 sectores que componen el modelo PREDICE. Por ahora, todo parece indicar que habrá un rebote hasta fin de año y se terminará con un crecimiento de 3.8% que es inferior al proyectado por el MEF y el BCRP
¿Por qué es importante tener un estimado realista del crecimiento del PBI? Es importante porque los empresarios programan su producción de acuerdo con las expectativas de crecimiento económico. Si estas expectativas no se materializan, la sobreproducción se acumula como exceso de inventarios haciendo que luego se paralice la producción hasta eliminar los stocks acumulados. Este es el comportamiento que da origen a los ciclos económicos alrededor del PBI potencial. En una próxima entrega presentaremos el análisis individualizado de los ciclos económicos de cada uno de los 14 sectores que integran el modelo PREDICE.
¿Qué deberían hacer el BCRP y el MEF? Ambos deben aplicar medidas que fomenten mayor inversión privada y mayor productividad, para impulsar el crecimiento del PBI potencial de cada sector. El BCRP debe fomentar la disponibilidad de créditos, reduciendo tasas de interés y exigencias de encaje, dejando de proteger excesivamente el valor del sol. Por su parte, el MEF, en lugar de aumentar la presión tributaria sobre el sector formal, como lo viene haciendo, para reducir el déficit fiscal debe reducir el excesivo e ineficiente gasto corriente del Estado y buscar ampliar la base tributaria, reduciendo la informalidad.
Tanto el MEF como el BCRP deben presentar proyecciones más realistas, a fin de evitar que los empresarios produzcan por encima del PBI potencial y luego enfrenten inventarios excesivos que acentúan los ciclos económicos y deterioran la situación financiera de las empresas.