En un contexto de ruido político y escándalos de corrupción, así como, de guerra comercial y estímulo monetario de la FED, se originó la drástica desaceleración de la inversión pública y privada en el tercer trimestre, con un crecimiento de 1,1%. Esto ocasionó que las importaciones de bienes de capital cayeran 3,3% en agosto por segundo mes consecutivo; reflejado en la industria, afectada por la debilidad de la demanda interna, y en la agricultura, influenciada por la demanda externa de los productos de agroexportación.