Para que el crecimiento económico genere desarrollo, la inversión debe concentrarse en proyectos sostenibles. Pero, como los recursos financieros son cada vez más limitados, el principal desafío será el proceso de financiamiento. Las nuevas finanzas se orientarán a combinar el clima financiero, los mercados de capital y las Asociaciones Público-Privadas (APP).
Entre las nuevas finanzas, las finanzas verdes serán las que se convertirán en la punta del iceberg de las nuevas finanzas de los próximos 50 años, porque serán las que atraerán más capital del sector privado para abordar los mayores problemas ambientales del mundo y porque dichos financiamientos serán los que generen los más altos rendimientos económicos en los mercados de capital privado. Se estima que los inversores de mercados de capital serán cada vez más sensibles y orientarán mayormente su inversión a proyectos que combinen rendimientos financieros con desarrollo sostenible.
La deforestación y degradación de los bosques representan casi el 20% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). En el Perú, la deforestación representa el 47% del total de emisiones de GEI. Las REDD (Reducción de las Emisiones derivadas de la Deforestación y Degradación de los bosques en los países en desarrollo) y REDD+ (Conservación, gestión sostenible de los bosques y el aumento de las reservas forestales de carbono) han surgido como mecanismos de mitigación del cambio climático para reducir las emisiones de carbono derivadas de la deforestación y degradación de los bosques, disminuyendo los GEI producidos por uso del suelo, cambio de uso del suelo y silvicultura (uso de los bosques).
Los REDD+ son proyectos privados que reciben bosques para conservación mediante concesiones por parte del Estado, para realizar labores de conservación y prácticas sustentables con la participación de usuarios de los mismos bosques y las poblaciones indígenas involucradas. Con cargo al contenido de carbono almacenado en la biomasa de los bosques, puede emitirse bonos de carbono. Para estimar la cantidad de carbono almacenado se tiene en cuenta la estratificación de la cobertura vegetal establecida y las ecozonas. En términos prácticos, cada bono podría equivaler una tonelada de carbono.
Debido a los impactos del cambio climático y para incentivar la reducción de GEI, se ha desarrollado el mercado de carbono, el cual es un sistema de comercio en donde se compran y venden emisiones reducidas o secuestradas de GEI, el cual sirve para compensar monetariamente a quienes reducen o secuestran los GEI. Los principales compradores de bonos de carbono son las compañías que emiten GEI, para compensar su emisión propia en los países que han asumido compromisos de reducir las emisiones GEI en acuerdos internacionales sobre clima y ambiente. China tiene uno de los mercados de bonos verdes más grandes del mundo, dentro de los cuales los bonos de carbono son la mayoría. Desde el 2015, China ha tomado el liderazgo en este tipo de financiamiento para mitigar la emisión GEI. Al Perú, su amazonía le otorga un enorme potencial para emitir bonos de carbono de rendimientos económicos muy atractivos por la excelente calidad de la biomasa de sus bosques de selva.