El MEF divulgó esta semana su “Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas 2019—2022” (IAPM) que mantiene inalteradas las proyecciones de crecimiento del PBI para el 2019 en 4.2% previstas en el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) y utilizadas en la elaboración del presupuesto vigente.
Las proyecciones del MEF para el 2019 contrastan con las proyecciones del BCRP (4.0%), del FMI (3.9%) y de nuestro modelo PREDICE (3.6%) y se perciben muy optimistas, especialmente cuando los niveles de crecimiento del PBI en los dos primeros meses del año en curso han sido bastante menores: enero 1.6% y febrero 2.1%. El peligro con este optimismo es que el gasto público se ejecute asumiendo el nivel de recaudación tributaria asociada a un crecimiento económico que no se daría, generando un aumento del déficit programado para este año.
Las proyecciones del IAPM contemplan una revisión a la baja del crecimiento del comercio mundial respecto a las tasas de crecimiento contempladas en las proyecciones del MMM. Sin embargo, de acuerdo con el MEF, las tasas de crecimiento del PBI se mantienen inalteradas debido a sus optimistas proyecciones de la inversión minera.
Para crecer más de 4% al año, el Perú requiere que la Inversión Bruta Fija supere el 25% del PBI, lo que equivale a más de US$ 60,000 millones por año. En la última década la inversión minera ha representado un tercio de la Inversion Bruta Fija. Por lo tanto, asumiendo que las inversiones en el resto de los sectores económicos acompañen a las inversiones mineras, se requiere que las inversiones mineras superen los US$ 20,000 millones para lograr esta meta.
En el Gráfico adjunto, presentado en el último IAPM utilizando datos del Ministerio de Energía y Minas, se presenta la cartera de proyectos mineros según sus fases de ejecución y tamaño del proyecto en millones de US$. Observamos que solo existen 3 proyectos mineros que superan las US$ 5,000 millones de inversión: Quellaveco, Conga y La Granja. De estos Conga y La Granja tienen gran oposición por parte de las comunidades donde se encuentran ubicados.
De los proyectos de valor medio (entre US$ 2,000 y 4,500 millones) ninguno está en etapa de construcción. De los proyectos menores de US$ 2,000 millones la gran mayoría se encuentra en las etapas de Factibilidad y Pre-factibilidad.
Los seis proyectos que se encuentra en la fase de construcción representan una inversión que no supera los US$ 10,000 millones. Los 5 proyectos que se encuentran en ingeniería de detalle, es decir casi listos para iniciar la fase de construcción, totalizan menos de US& 6,000 millones y algunos de ellos con serios problemas de oposición por parte de las comunidades locales.
El actual conflicto que se vive en el yacimiento Las Bambas sienta un mal precedente para el sector minero. La forma y la demora en la solución del conflicto no solo tendrá un impacto en la producción del sector minero, sino que, además, seguramente contribuirá a la desaceleración de la recuperación de la inversión en el sector.
En este contexto, el crecimiento de más de 7.5% anual de la inversión privada contemplado en el reciente IAPM para los próximos años peca de optimista. Especialmente en un escenario de desaceleración de la economía mundial, y un escenario político incierto a nivel doméstico.
La ausencia de una clara agenda legislativa, que ataque las reformas estructurales que se requieren para dinamizar la inversión privada, viene creando un ambiente de desconcierto entre los agentes económicos. A la inoperatividad del legislativo se suma la parálisis del ejecutivo que ha perdido el norte y se debate en una frenética sucesión de nuevos ministros y escándalos de corrupción.
Las proyecciones macroeconómicas del MEF parecieran indicar que el crecimiento económico de los próximos años va a depender en gran medida de la recuperación del crecimiento del sector minero impulsado por el repunte de la inversión en ese sector. Sin embargo, el gobierno se está disparando a los pies debido a la forma como está lidiando con el conflicto de Las Bambas.
En estas circunstancias, el crecimiento de 4.2% anunciado por el MEF suena a una quimera. Esta tasa de crecimiento que supera las cifras ya optimistas del BCRP, pueden generar serios problemas en el manejo de las cuentas fiscales. Especialmente en un contexto internacional frágil donde la solución de la guerra comercial entre los EUA y China, el Brexit y la situación financiera de varios países de la Unión Europea penden como espadas de Damocles sobre la economía peruana.