Mientras Perú languidece en una vorágine de incertidumbre motivada por el posible adelanto de las elecciones, el cierre del Congreso o la vacancia presidencial, a mediano plazo surge como amenaza la posibilidad de que los peruanos vuelvan a elegir un gobierno enclenque, sin visión de futuro y sin capacidad cierta para gobernar y desterrar la corrupción que corroe no sólo al Congreso sino al Estado en su conjunto.
Vivimos en un país en el que tanto los partidos de izquierda como los partidos de derecha son falsos, mentecatos, porque no tienen una visión transformadora a largo plazo y a lo máximo que aspiran es a llegar al poder y, una vez ahí, dar rienda suelta a un populismo cortoplacista de izquierda desestabilizador de la economía o un populismo cortoplacista de derecha, neo mercantilista, defensor de un estatus quo dominado por grandes grupos económicos monopolistas, cuando no de verdaderas mafias y organizaciones delictivas depredadoras de nuestros recursos naturales.
A la hora de acudir al ánfora, otra vez, las así llamadas grandes mayorías no tendrán más opción que votar por el mal menor. Al menos que las nuevas generaciones se pongan las pilas para impulsar la creación de un nuevo partido, ni de izquierda ni de derecha criollas, sino todo lo contrario.
Un nuevo partido que verdaderamente luche contra la corrupción sea de izquierda o de derecha, esté en el Congreso o en el Ejecutivo. Que luche contra los abusos del poder monopólico, el tráfico de influencias y la colusión entre empresas para fijar precios abusivos. Que emprenda con decisión la reforma del Estado, la reforma educativa, de la salud y la seguridad social, que defienda al consumidor y evite las fusiones que dañan la libre competencia.
Que luche contra la informalidad e impulse la verdadera libre competencia y las inversiones respetuosas del medioambiente, propiciando una economía verde generadora de empleos verdes de calidad, con salarios justos y capacitación de calidad en conglomerados verdes de pequeñas y medianas empresas.
Un nuevo partido que se comprometa con la responsabilidad medioambiental en todo el territorio, deteniendo a aquellos, de derecha o izquierda, que deforesten los bosques, así como a los lobbies y organizaciones criminales infiltradas en el Estado que defienden la continuidad del actual modelo de exportación de madera talada ilegalmente y de plantaciones de monocultivos de árboles exóticos depredadores de la flora y la fauna nativas, para dar paso a un modelo de conservación, de restauración y de reforestación sustentada en plantaciones agroforestales de árboles nativos y frutas tropicales orgánicos.
Que impulse un cambio de la matriz energética para mitigar el cambio climático, y priorice las energías renovables y la eficiencia energética.
Este nuevo partido, debe convertirse en la pieza clave que falta en la ingeniería política del Perú: el ‘Partido Verde’. Un movimiento íntegro, compuesto por hombres y mujeres de bien, con visión de desarrollo sostenible a largo plazo, defensor del capital natural y cultural de todos los peruanos, particularmente los más desposeídos, brindándoles igualdad de oportunidades, para devolverles su dignidad de ciudadanos con capacidad creativa y productiva.
El nuevo ‘Partido Verde’ puede parecer un sueño. Quizás lo sea. Qué más da; pues cuando dejas de soñar, dejas de vivir.