El GINI es un índice que va de 0 a 100 y mide la desigualdad en los ingresos de un país. El valor 0 corresponde a la perfecta igualdad de ingresos (todos tienen el mismo nivel de ingresos) y el valor de 100 corresponde a la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno). El GINI también se puede utilizar para medir la distribución de la riqueza de un país. Sin embargo, la “Riqueza” es un concepto diferente al del “Ingreso”. La Riqueza de un país está dada por la totalidad de los bienes que en él existen: es una medida de saldo o “stock” de bienes de producción en un momento dado. El Ingreso está dado por la totalidad de los bienes producidos en un país en un determinado período: es una medida de “flujo”. La riqueza de un país no es una torta de tamaño fijo, sino que varía en el tiempo de acuerdo con la forma como se utiliza el ingreso (consumo o ahorro).
La pobreza, en términos económicos, se define, generalmente, cuando el flujo de ingresos de un individuo o grupo familiar no le permite cubrir sus necesidades básicas. El Banco Mundial la define como el porcentaje de la población que se encuentra debajo de la línea de pobreza. La actual línea de pobreza se ha fijado en US$ 1.90 por día en valores constantes del 2011.
DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO
El economista francés Thomas Piketty, basado en el análisis histórico de estadísticas de la distribución del ingreso (índice GINI) para el periodo 1900 – 2010 estableció, en su bestseller “El Capital en el Siglo XXI”, que, a nivel mundial, el retorno promedio sobre el capital supera la tasa de crecimiento de la economía. Con ello concluyó que los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres. Para justificar sus conclusiones Piketty argumentó que este fenómeno se debe principalmente al aumento de los precios de los inmuebles ya que este aumento es captado principalmente por el capital inmobiliario en manos de los segmentos más ricos de la población.
En el Gráfico 1 se muestra la evolución del índice de GINI para una muestra representativa de los países del mundo compilada por el Banco Mundial. Observamos que China, la India y los EUA lideran la desigualdad dentro de las economías más grandes del planeta. Incluso economías como la sueca también muestran una desigualdad creciente. El caso de China es de resaltar porque el incremento de la desigualdad ocurrió hasta el 2010, año de cierre del estudio de Piketty, a partir de ese año los datos de China muestran una reversión significativa. El caso del Reino Unido también es destacable, ya que la desigualdad ha venido cayendo sostenidamente a pesar de que los precios de los inmuebles en este país han experimentado un significativo aumento.
Como era de esperarse, el libro de Piketty se ha convertido rápidamente en la nueva biblia para los economistas de izquierda, como lo fue “El Capital” de Karl Marx. Esto ha generado una batahola sobre la desigualdad del ingreso y la riqueza. El problema de la pobreza se ha convertido para la izquierda, por arte de magia, en el problema de la desigualdad. En su libro Piketty escribió: “La mitad más pobre de la población es hoy tan pobre como en el pasado, con apenas el 5 por ciento de la riqueza total en 2010, al igual que en 1910.” El problema con esta aseveración de Piketty es que, como lo han destacado ilustres economistas, comete la “falacia de la proporción fija de la riqueza” o también conocida como la “falacia de la suma cero”.
Steven Pinker, famoso psicólogo experimental, lingüista, escritor canadiense, profesor de la Universidad de Harvard y autor de libros como “El instinto del lenguaje”, “Cómo funciona la mente”, “La tabla rasa”, ha escrito recientemente el libro “En defensa de la Ilustración: Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso”. En este libro, que debería ser lectura obligatoria de nuestros “socialistas” y detractores del modelo “neoliberal”, Pinker escribe refutando a Piketty “La confusión de la desigualdad con la pobreza es una consecuencia directa de la ‘falacia de la proporción fija de la riqueza global’ -la obsesión de que la riqueza es un recurso finito, como un cadáver de antílope, que tiene que ser compartido de manera de tener una situación de suma cero, por lo que si algunas personas terminan con más, es porque otros deben tener menos… la riqueza no ha evolucionado así: desde la Revolución Industrial, se ha expandido exponencialmente. Eso significa que cuando los ricos se enriquecen, los pobres también pueden hacerse más ricos. Incluso los expertos repiten la falacia de suma cero, presumiblemente por celo retórico en lugar de confusión conceptual… la riqueza total hoy en día es mucho mayor que en 1910, por lo que, si los más pobres poseen la misma proporción, hoy son mucho más ricos, no ‘tan pobres como en el pasado’… Una consecuencia más perjudicial de la falacia de suma cero es la creencia de que si algunas personas se hacen más ricas, es porque deben haber robado de todos los demás.”
DISMINUCIÓN DE LA DESIGUALDAD
Las conclusiones de Steven Pinker son muy relevantes en el contexto latinoamericano, especialmente ahora que la izquierda aprovecha de la violencia desatada en Ecuador, Chile y Bolivia, para echarle la culpa al modelo “neoliberal”.
En el Gráfico 2 presentamos la evolución de los índices GINI para Chile, Colombia, Perú, Argentina y Venezuela para el periodo 2004 – 2017. Contrario a lo aseverado por Piketty, observamos que la desigualdad ha disminuido en todos los países de la región, pero, sin embargo, su nivel es menor en Argentina y Venezuela.
En el Gráfico 3 se presenta la evolución de la pobreza para los mismos países. Observamos que los países que más han avanzado en la reducción de la desigualdad lo han hecho a costa de elevar el porcentaje de pobres. Venezuela y Argentina son claros ejemplos de una política socialista. Consideramos que, si bien la reducción de la desigualdad es importante, más relevante es la eliminación de la pobreza: en aras de la igualdad no se puede condenar a un país a la pobreza.
El modelo económico socialista ha sido y es un fracaso. Lamentablemente en el Perú, insistimos en mirar al pasado, al socialismo de Velasco, a la redistribución de la torta, cuando si miramos el futuro la tecnología ofrece enormes posibilidades para mejorar el modelo neoliberal. El modelo neoliberal ha permitido reducir la pobreza considerablemente en el mundo y el crecimiento económico ha sido exponencial. Parafraseando a Churchill, el modelo neoliberal es el peor modelo económico diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás.