La cuarentena ha sido prolongada hasta el 12 de abril y el gobierno ha aprobado un plan de rescate al sector formal de hasta 30,000 millones de soles a través de préstamos otorgados por sistema bancario, con aval del estado, con periodo de gracia de 12 meses y pagaderos en tres años. Igualmente se continúan dando normas para auxiliar a los más necesitados y al sector informal. Sin embargo, el Congreso en una actitud populista sin precedentes, aprobó el retiro de los aportes de las APF hasta por un monto del 25% que repercutirá en la salud financiera del país tanto por el monto significativo como por la oportunidad en que se hace. Esperemos que el ejecutivo no sucumba a la presión populista del congreso y objete la ley aprobada por el congreso.
Si nos apegamos a los resultados oficiales de número de pruebas, número de nuevos casos, fallecidos y recuperados, las acciones del gobierno en materia de salud pública vienen dando resultados, dentro de las limitaciones que tiene el gobierno para contar con un número adecuado de pruebas de descarte molecular del virus.
El modelo SIR desarrollado por el autor y presentado hace tres semanas en esta columna, predice con base a los últimos números publicados por MINSA que la fecha de inflexión del número de nuevos casos de COVID-19 debe ocurrir alrededor del 22 de abril. El número máximo de casos dependerá del éxito de la cuarentena en estos 8 días que quedan. Por tanto, el reto del gobierno es como definir una estrategia de salida de la cuarentena sin que se produzcan rebrotes de la epidemia, especialmente ahora que llega el invierno.
En la Figura 1 se ilustran en forma esquemática el secuenciamiento genético de los virus del SARS, MERS y el actual COVID-19 (SARS – CoV-2). Observamos que el actual COVID-19 guarda mayor similitud con el virus del SARS que con el MERS. Para identificar si una persona tiene el virus del COVID-19, se utiliza una prueba molecular que determina con mucha precisión la existencia en nuestro organismo de la secuencia genética que corresponde al COVID-19 y no a otro tipo de virus. El secuenciamiento genético es único para este virus, por más parecido que sea este virus con el SARS.
Existen además las pruebas llamadas rápidas que son pruebas serológicas (muestras de sangre) que no determinan el secuenciamiento genético del virus sino la presencia de los dos tipos de anticuerpos que nuestro organismo genera cuando es atacado por cualquier tipo de virus. Al primer tipo de anticuerpo se le conoce como IgM y es la primera línea de defensa del organismo contra un virus invasor. Este anticuerpo evita la fijación de cualquier tipo de virus en nuestro cuerpo y se encuentra en la sangre durante el periodo que el virus esta presente en nuestro organismo. Usualmente desaparece después de dos semanas.
El segundo tipo de anticuerpos que produce nuestro organismo, llamado IgG, es generado para atacar el virus de una enfermedad especifica. El IgG aparece en una segunda etapa, luego de la aparición del IgM, pero permanecen en nuestro organismo por más tiempo. Pueden, en algunos casos, permanecer con nosotros por el resto de nuestras vidas, produciendo lo que se llama como ‘inmunidad” permanente frente a un virus específico.
Basados en la información genética, podemos determinar si nuestro organismo está infectado por el virus, pero no ha producido mucho IgM y, por lo tanto, no ha generado una respuesta adecuada de la primera línea de anticuerpos y, por lo tanto, es propenso a una infección aguda. También puede detectarse una manifestación benigna del virus, cuando el anticuerpo IgM ha impedido una propagación masiva del virus en nuestro organismo. Es decir, la primera línea de defensa de nuestro organismo ha sido exitosa en contener el virus. Pero esto no significa que lo ha vencido. Se requiere que nuestro organismo comience a generar el segundo tipo de anticuerpos específicos para eliminar este tipo de virus. Esta segunda etapa toma entre una y dos semanas durante las cuales se genera el anticuerpo IgG que cuando producido en cantidades adecuadas logra erradicar el virus de nuestro organismo. Cuando esto ocurre es cuando podemos asegurar que la persona ha quedado inmune al virus.
Una estrategia de salida de la cuarentena debería basarse en un uso masivo de pruebas moleculares y pruebas serológicas de anticuerpos. Un uso adecuado de las pruebas moleculares y serológicas debería permitir determinar en que fase de la enfermedad se encuentra: (i) susceptible pero no infectado (Fase 1); (ii) infectado (Fase 2), (iii) infectado pero con generación de anticuerpos IgM (Fase 3); (iv) infectado, pero con generación de anticuerpos IgM e IgG, y finalmente (Fase 4) y (v) sin presencia del virus y con anticuerpos IgM e IgG (Fase 5). Esta última categoría es la que corresponde a una persona inmune, es decir que no puede contagiar ni ser contagiado y por lo tanto apto para incorporarse a la actividad productiva.
Una estrategia de salida de la cuarentena debería identificar el mayor número de personas inmunes a través del uso masivo de pruebas moleculares y serológicas. Se estima que cuando se cuenta con el 50% de la población inmune, la expansión de la epidemia estaría controlada. Como se viene realizando en la China, cada persona contaría en su celular un semáforo de su situación respecto a la epidemia que mida en cual de las 6 fases se encuentra.
Si se encuentra en la Fase 1, pertenece a un grupo de riesgo debería continuar su cuarentena aislado. Si está en la Fase 2, infectado, no puede desplazarse y debe permanecer aislado por dos semanas en los cuales pasaría a la Fase 3. Si está en la Fase 3 permanecerá una semana aislado hasta pasar a la semana 4. Los que están en la Fase 4 solo esperarían una semana y pasarían a la Fase 5 de inmunidad total y podrían reincorporarse a sus actividades productivas sin ninguna restricción, inclusive viajar el extranjero.
Toda esta estrategia es posible implementarla si es que se cuenta con una masiva capacidad de realización de pruebas moleculares y serológicas y se cuente con un sistema informático de seguimiento a nivel de cada persona. De otra forma se correría el riesgo de rebrotes de la epidemia. El objetivo inicial debería ser identificar al mayor número de infectados para poder aislarlos y garantizar su evolución a la categoría de inmunes para poderlos reintegrarlos a la actividad productiva.