Impacto económico del Covid-19

Las primeras cifras oficiales del comportamiento de la economía para el mes de mayo permiten delinear con mayor claridad el real impacto de las medidas adoptadas por el gobierno para enfrentar la pandemia. Lamentablemente las noticias no son buenas, seremos el país más afectado de la región en términos económicos. El impacto de la prolongada y generalizada cuarentena ha tenido un efecto devastador, tanto en el aparato productivo como en el ingreso de los trabajadores.

En el Gráfico 1 se presenta la evolución de la variación del PBI real para el periodo 1996-2022. Los datos oficiales llegan hasta abril del 2020 (caída anual de 30%) y las proyecciones para el resto del periodo analizado se han realizado con el modelo Maximixe PREDICE. Para eliminar las estacionalidades se ha utilizado el acumulado de los PBI mensuales de los últimos 12 meses. Observamos que las recesiones de 1998 (crisis rusa), la del 2001 (crisis dot com), la crisis financiera del 2008 y la más reciente del 2015 (Taper Tantrum) palidecen comparadas con la crisis actual. La caída esperada del PBI este año es de lejos la mayor caída registrada por el INEI desde 1950 que fue de 12% en 1989.

DESACELERACIÓN

Lo que hace más grave la crisis actual es que a diferencia de las anteriores, esta crisis se ha iniciado cuando la economía pasaba por una fuerte desaceleración (el PBI creció apenas 2.2% en el 2019). Las ultimas 4 recesiones han tenido en promedio un periodo de recuperación entre 24 y 30 meses. Si aplicamos este mismo comportamiento a la crisis actual, se esperaría que la economía recupere su ritmo de crecimiento solo en el 2022. Para este año se esperaría una caída del 17% y para el 2021 una caída del 2%. Este escenario se daría siempre que el gobierno no insista en imponer tercamente nuevas cuarentenas generalizadas que han demostrado no lograr los objetivos buscados y evite continuar poniendo trabas al restablecimiento del normal funcionamiento de la economía.

La pobre evolución del PBI proyectada para el 2020 y el 2021 responderá al efecto combinado de tres componentes: la caída en el nivel de producción por la decisión del gobierno de prohibir la mayor parte de las actividades productivas, la reducción de la demanda agregada, producto de la caída de los ingresos de la población y la significativa caída de la inversión privada, en respuesta a las menores proyecciones de crecimiento y la creciente incertidumbre por el ruido político y las cada vez más cercanas elecciones.

¿Cuál será el impacto de estas caídas en el nivel del PBI? En el Gráfico 2 se presenta la evolución del PBI real en millones de soles constantes del 2007. Observamos que la caída del PBI es devastadora y quedará registrada en los anales de nuestra historia económica. La caída del PBI significará un aumento significativo en los niveles de pobreza e informalidad en nuestro país. La caída es tal que no habrá política contra cíclica capaz de resolver el problema en el corto plazo.

Se requiere un esfuerzo concertado del sector privado y el gobierno para salir de esta crisis. El incremento de la inversión privada será fundamental. La desaparición de más de un millón de empleos formales requiere de acciones extraordinarias en términos de inversion para evitar que aumente la informalidad y por tanto la productividad de la economía caiga significativamente.

Las ya deterioradas cuentas fiscales por la caída de la recaudación y el aumento del gasto corriente del gobierno no resistirían el aumento de transferencias monetarias necesarias para mitigar el aumento esperado de los niveles de pobreza. El porcentaje de la deuda con respecto al PBI fácilmente superará el 30% del PBI complicando la calificación crediticia del país.

UNIDAD NACIONAL

Es hora de que el Congreso y el Ejecutivo dejen de lado sus posiciones populistas y demagógicas que solo buscan réditos políticos con miras a las elecciones de abril de 2021 y entiendan que estamos en la mayor crisis económica de la historia reciente del país. Se requiere un gobierno de unidad nacional que aglutine al ejecutivo, al congreso, las iglesias, las fuerzas armadas, y al sector privado.

Esto debería lograrse con la designación de un gabinete de ancha base que convoque a las personas más calificadas en cada ministerio y cuyo objetivo sea dejar de lado las ideologías y preparar al país para una salida ordenada de la crisis y entregar un plan de acción para el nuevo gobierno que salga elegido en las elecciones del 2021.

De otra manera corremos el riesgo de que medidas populistas por parte del congreso y el ejecutivo se hagan cada día mas frecuentes y terminen por empeorar aún más la situación económica y generen conflictos sociales de imprevisibles consecuencias. Es hora de que todos los estamentos de la sociedad recapaciten sobre la gravedad de la crisis económica que estamos enfrentando y se forme un frente común que posibilite la obtención de un consenso respecto a cómo enfrentar la crisis.