Esta semana se publicó el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2021–2024, donde se definen las estrategias y lineamientos que el gobierno adoptará en los próximos años, así como el marco económico bajo el cual se elaborará el presupuesto de la república para el año 2021. La versión preliminar del MMM para 2020, enviada para la opinión del Consejo Fiscal a fines de julio, proyectaba una caída en el PBI de 10.2% para el 2020. La versión final del MMM proyecta una caída de 12.0% para este año. También fueron incrementadas, de 9% a 10%, las proyecciones de crecimiento para el 2021 Para el resto del periodo 2022– 2024 se estima un crecimiento promedio de 4.7%, igual a la versión preliminar.
Las cifras de crecimiento económico pecan de optimistas, especialmente para el periodo 2022–2024. El documento prioriza la necesidad de asegurar la sustentabilidad fiscal en el mediano plazo sobre el problema inmediato, que es el desempleo rampante que impera en nuestra economía. Para el MMM la pérdida de 6 millones 700 mil puestos de trabajo formal e informal en el primer semestre de este año es un fenómeno temporal que la reactivación económica se encargará de solucionar. Menciona que ya en el mes de julio en Lima Metropolitana se han recuperado más de dos millones de empleos, sin reparar que la mayoría de esos empleos son informales y por tanto contribuirán a reducir aún más la productividad de la economía.
Para el MEF, la prolongada cuarentena no ha quebrado la cadena de pagos, ni hay un quiebre estructural de la economía, a pesar del elevado número de empresas que se han visto obligadas a cerrar y a los niveles nunca vistos de desempleo. Para el MEF, los programas Reactiva 1 y 2 son un éxito, sin reparar que éstos programas no han llegado a las microempresas, que son las que generan el mayor cantidad de puestos de trabajo. Miles de restaurantes, salones de belleza, hoteles, bodegas, comerciantes, y transportistas han tenido que cerrar sus puertas dejando a millones de peruanos sin trabajo y la reactivación de estas actividades no está en el horizonte cercano. En un país sin seguro de desempleo, el gobierno ha recurrido a la entrega de bonos y subsidios generalizados a la gran masa de desempleados, pero esta transferencia monetaria no puede extenderse indefinidamente sin poner en riesgo la estabilidad financiera del país.
En el Cuadro 1 se presentan las proyecciones del PBI total y sectorial del BCRP, MEF y del modelo Maximixe-Predice. En general las proyecciones del MEF son más optimistas que las proyecciones del BCRP. Nuestro modelo Maximixe-Predice arroja un escenario mas recesivo que las proyecciones del BCRP y el MEF. Las mayores diferencias se dan en los sectores de Construcción y Otros Servicios.
El gobierno apuesta a que la recuperación de la inversión pública en el segundo semestre evitará que la caída del sector Construcción sea mayor. En los subsectores de Hoteles, Restaurantes y Transportes se proyecta una recuperación en lo que queda del año. Sin embargo, difícilmente estos sectores podrán recuperarse hasta que se supere la pandemia. Para el año 2021 las tasas de crecimiento son engañosas, porque solo reflejan el rebote estadístico natural, luego de las fuertes caídas observadas en este año. Las tasas proyectadas para el 2021 no permitirán llegar a los niveles de producción pre-pandemia. Se necesitarán varios años para lograrlo.
Las cuentas del sector público no financiero (SPNF) serán severamente afectadas, tanto por la caída de los ingresos tributarios, como por los gastos extraordinarios incurridos por el gobierno para mitigar los efectos de la pandemia y a pesar de que la inversión pública se ha retraído significativamente en lo que va del año. El MMM estima que el déficit fiscal del SPNF será de 10.7% del PBI este año y que se necesitarán 5 años para volver a tener déficits inferiores a -1% del PBI (Ver Gráfico 2). Sin embargo estas cifras son también muy optimistas pues asumen crecimientos del PBI superiores al 4.7% anual para los próximos años.
Para lograr estos resultados el MMM asume que los ingresos tributarios volverán a sus niveles pre-pandemia ya en el 2021. Sin embargo, para lograr esto, no se contemplan nuevos impuestos o elevación de los existentes. Solo se asume que habrá una mayor fiscalización y mayores facilidades para el cumplimiento de las obligaciones tributarias de las pequeñas empresas. Por el lado del gasto se espera una reducción del gasto corriente como consecuencia de la suspensión de los bonos o subsidios otorgados durante la pandemia, pero no como resultado de una reducción de los gastos en remuneraciones de empleados públicos, consultorías o publicidad estatal. Se pierde una gran oportunidad de iniciar una consolidación fiscal que abra espacio para incrementar la inversión pública.
Ha sido necesario suspender temporalmente el límite impuesto por la ley de transparencia y responsabilidad fiscal, que establece que la deuda pública no debe exceder del 30% del PBI, para permitir el incremento de la deuda pública, que pasaría del nivel pre pandemia que era 26.8% del PBI a 35.4% a fines de 2020 y 39.1% en 2023 (ver Gráfico 2). De acuerdo con el MMM, se necesitarán 15 años para que la deuda pública, como porcentaje del PBI, vuelva a ser inferior al 30%.
Pero las cifras de los niveles de la deuda pública se quedan cortas ya que no consideran la contingencia de no pago de una parte de los préstamos de los programas Reactiva 1 y 2, contingencia que se estima en 2% del PBI. Tampoco considera el impacto de la devaluación de la moneda, que puede significar otro punto porcentual del PBI, o los costos derivados de la eventual devolución de aportes a la ONP. De materializarse estas contingencias, el MMM estima que la deuda pública del SPNF podría superar el 50% del PBI en el 2024.
Ante el escenario preocupante planteado por el MMM, llama la atención que no se contemple la necesidad de una consolidación fiscal (menos burocracia, menores sueldos) que abarque todas las esferas del gobierno y que tenga por objetivo la reducción del gasto corriente en por lo menos 2% del PBI, para abrir el espacio fiscal a la tan necesaria inversión pública. De otra forma corremos el riesgo de entrar en el círculo vicioso de mayor deuda, mayor prima de riesgo, mayores intereses, caída de inversión, menos producción, menos ingresos fiscales, mayor endeudamiento.
El gobierno está convencido de que la crisis ya tocó fondo y que la reactivación está en marcha. Que los programas Reactiva y la entrega de bonos han sido un éxito. No se dan cuenta que la gran masa de desempleados que la prolongada cuarentena ha generado pende, como espada de Damocles, sobre una economía precaria, en un año electoral. Los nuevos empleos solo se generan con inversión privada y esta difícilmente se va a dar en una situación de pandemia no controlada y en un año electoral. La entrega de bonos no se puede prolongar indefinidamente.
Lamentablemente el MMM 2021 – 2024 no contempla como salir de este entrampamiento. En un año electoral como el que estamos por enfrentar, el nivel de desempleo actual puede resultar en un estallido social de imprevisibles consecuencias.