La tasa de desempleo y la pandemia

Al igual que con el número oficial de fallecidos por COVID 19, el número de desempleados en nuestro país depende de cómo se le mida. En el caso del COVID 19, si utilizamos el registro de fallecidos con diagnóstico probado de la enfermedad, obtenemos una cifra que es significativamente menor al crecimiento en el número de fallecidos registrados en el Sistema Nacional de Defunciones (SINADEF). En el caso de los desempleados, su número va a depender de la definición de “desempleado”.

En el Gráfico 1 se presenta la evolución de la tasa de desempleo mensual, a nivel nacional y por área de residencia (urbana y rural). Esta tasa, estimada por el INEI a partir de la Encuesta Nacional de Hogares, mide los niveles de empleo y desempleo con base a promedios de trimestres móviles. Observamos que, en el pico de la cuarentena forzada por el gobierno (trimestre móvil abril-mayo-junio), la tasa de desempleo total llegó a 8.8% de la PEA total (12.4% de la población urbana y 1.1% de la población rural).

Estas tasas de desempleo, si bien han aumentado respecto a sus niveles pre-pandemia, son moderadas cuando se comparan con las tasas de desempleo registradas en EUA y Europa, así como otros países de nuestra región. Sin embargo, existe una significativa diferencia entre el número de desempleados que se puede calcular usando estas tasas de desempleo, con las cifras de empleos (formales e informales) perdidos publicadas por el mismo INEI. De acuerdo con el INEI, el número de empleos perdidos desde el inicio de la pandemia supera los siete millones, mientras que el 8.8% % de la PEA equivale a menos de un millón de personas

 

¿Cómo es posible que se pierdan mas de 7 millones de empleos (28.2% de la Fuerza Laboral y más de 40% de la PEA pre-pandemia) y la tasa de desempleo apenas suba de 4% a 8.8%? La respuesta, por inverosímil que parezca, reside en la forma como se mide la tasa de desempleo. Para entender esta paradoja, es necesario entender los conceptos que utiliza el INEI para medir la tasa de desempleo.

En el Perú la fuerza laboral se define como la “Población en Edad de Trabajar” (PET, población mayor de 15 años). Pero la PET no se usa para medir la tasa de desempleo. El concepto que se usa es la Población Económicamente Activa (PEA). Según el INEI, la PEA se define como la población que en el periodo de la encuesta ha estado trabajando (formal o informal) o ha estado buscando activamente trabajo. Por ejemplo la mayoría de los estudiantes universitarios no son considerados parte de la PEA. Durante la forzada cuarentena, las personas (especialmente los mayores de 60 años) que perdieron su trabajo y no buscaron activamente trabajo tampoco fueron considerados parte de la PEA.

En el Gráfico 2 se presenta la evolución de la PET y la PEA para los últimos 18 meses. Observamos que la PET ha mantenido su tendencia natural a lo largo de estos 18 meses ya que su número no ha sido alterado significativamente por los fallecidos con COVID 19. No podemos decir lo mismo respecto a la evolución de la PEA y la NO PEA. La PEA desde su nivel de 18 millones 51 mil registrado en el mes de febrero de este año cayó en el mes de junio a 11 millones 266 mil personas, es decir alrededor de 7 millones de peruanos dejaron de trabajar y buscar activamente trabajo. Estos dejaron la PEA y pasaron a engrosar las filas de los no activos. A estos peruanos el INEI no los considera desocupados. Como consecuencia la Población Económicamente No Activa (NO PEA) aumentó considerablemente en el mismo período.

 

A nivel nacional solo existen datos hasta el mes de junio. Sin embargo a nivel de Lima Metropolitana si existen datos hasta el mes de agosto. Utilizando los datos de Lima Metropolitana hemos proyectado a nivel nacional la evolución de la PEA. Estas proyecciones se muestran en el Gráfico 2 y son alarmantes.  La mentada recuperación de la economía asociada a las fases 2 y 3 de la supuesta reactivación económica no se ha dado en la magnitud necesaria para aliviar el problema de la pérdida de empleos. Si sumáramos la cantidad de peruanos que han dejado de figurar en las cifras de la PEA el número de desempleados aumentaría considerablemente y reflejaría la verdadera dimensión del problema causado por la forzada cuarentena sobre los niveles de empleo.

En el Gráfico 3 presentamos la evolución de la tasa de desempleo oficial y la corregida si tomáramos las cifras de la PEA libres de las distorsiones mencionadas. Hasta el mes de junio se han utilizado las cifras oficiales del INEI a nivel nacional. Para los meses de julio y agosto se han proyectado utilizando los resultados de Lima Metropolitana. Las cifras de desempleo de más de 40% para los meses de mayo y junio guardan coherencia con la caída del PBI registrada en ese periodo.

 

¿Cuál es la relevancia de usar estadísticas de tasas de desempleo corregidas? Al igual que en el caso de los fallecidos por COVID 19, usar estadísticas que no revelan la verdadera magnitud del problema lleva a tomar decisiones equivocadas. En el caso del desempleo, no reconocer la gravedad del problema puede llevar a tomar decisiones de política fiscal contraproducentes. El problema del desempleo generado por la prolongada cuarentena es un problema de grandes proporciones. Para resolver el problema de una tasa de desempleo de 8.8% es suficiente aplicar medidas de política fiscal y monetaria convencionales. Cuando la tasa de desempleo supera el 40% se requieren medidas no convencionales y, de no hacerlo, se corre el riego de exacerbar las tensiones sociales con imprevisibles consecuencias.