El sector agropecuario en tiempos de la pandemia

El sector agropecuario ha sido el menos afectado por la prolongada cuarentena impuesta por el Gobierno, lo que ha contribuido a que aumente su participación porcentual en la economía. En el año 2002, como consecuencia de la puesta en marcha del proyecto Chavimochic, la participación del valor agregado del sector agropecuario llegó a 7.6% del PBI total (ver Gráfico 1). A partir del 2003, el crecimiento de otros sectores, especialmente el minero, generó un descenso sostenido de su participación relativa llegando a representar apenas 5.6% en el 2017. La puesta en marcha del proyecto Olmos inició una recuperación. El retroceso generalizado del resto de los sectores con motivo de la cuarentena ha acelerado la recuperación de la participación del sector agropecuario en el valor agregado total que ya llega al 6.5%.

El efecto más notorio de esta recuperación ha sido la rápida absorción de mano de obra por parte del sector agropecuario. Según los datos del Informe Técnico del Mercado Laboral a nivel nacional del INEI, el sector agropecuario ha sido el único sector económico que ha mostrado un crecimiento en su nivel de ocupación laboral. El trimestre móvil abril-mayo-junio de 2020 muestra un incremento de 844 mil trabajadores sobre los niveles del mismo trimestre de 2019. En el mismo periodo se perdieron 6 millones 700 mil puestos de trabajo en el resto de los sectores económicos. Como consecuencia, la participación del sector agropecuario en el empleo total pasó a representar el 28.2% (ver Gráfico 2).

Sin embargo, el mayor incremento de ocupación en el sector agropecuario se ha dado en el sector informal (ver Gráfico 3). Mientras que el empleo formal en este sector apenas ha crecido, el empleo informal ha registrado un incremento significativo, principalmente porque trabajadores de centros urbanos han vuelto al hogar de sus padres en la zona rural, ante la imposibilidad de encontrar trabajo. Los masivos movimientos de familias retornando a pie a los lugares de origen experimentados durante la forzada cuarentena ilustran este fenómeno.

¿Cómo va a afectar a la economía este masivo retorno de trabajadores a la zona rural? El principal efecto será la reducción de productividad laboral en el sector agropecuario. En los pequeños microfundios de la sierra, donde antes trabajaban 2 o 3 personas ahora, con el retorno de los familiares, la misma parcela será trabajada por 5 o 6 personas, reduciendo su ingreso per cápita. Utilizando los datos de las cuentas nacionales que diferencian el ingreso entre formales e informales (ingreso mixto) hemos calculado la productividad laboral en el sector agropecuario para el periodo 2007 – 2020 (ver Gráfico 4). Observamos que mientras el sector formal del sector agropecuario mantiene sus niveles de productividad, el sector informal experimenta un significativo retroceso en el 2020.

La productividad laboral en el sector agropecuario, definida como la producción bruta de cada trabajador (producto bruto/número de trabajadores), venía creciendo significativamente en los últimos años. Este incremento se ha dado más en el sector formal que en el sector informal. Los grandes proyectos de irrigación en la costa (Majes, Chavimochic, Olmos, y otros) no solo han aumentado el área agrícola, sino que han introducido tecnología que viene aumentando la productividad del trabajador formal. En el sector informal, especialmente en la sierra, el aumento de la productividad también se ha venido dando aunque a un paso más lento. Programas como Sierra Productiva, Sierra Azul y otros vienen surtiendo efecto, a pesar de limitaciones presupuestales en estos programas que impiden su universalización.

¿Cómo aprovechar esta situación para impulsar la reactivación económica? En lugar de insistir en otorgar bonos, subsidios y, ahora, incentivos a la generación de empleo formal, el Gobierno debería implementar un masivo programa de formalización de las actividades agropecuarias del sector rural siguiendo la experiencia exitosa del programa Sierra Productiva.

Si se lograse que la productividad del sector informal igualara a la del sector formal agropecuario, la producción anual per cápita pasaría de 10,000 a casi 30,000 soles. Este incremento de productividad permitiría la formalización de más de 3 millones 600 mil trabajadores del sector agropecuario (más del 30% del sector informal total nacional) e incrementaría la producción agropecuaria en más de 72 mil millones de soles. El incremento de la producción agropecuaria significaría duplicar el actual PBI agropecuario. Lograr ese resultado en tres años sería equivalente a un crecimiento anual de 26%.

El Gobierno necesita entender que el problema de nuestra economía es el desempleo masivo. La mal llamada reactivación (que el PBI siga cayendo 10% después de seis meses de contracción no puede considerarse reactivación) no ha conseguido reducir los abismales niveles de desempleo. La informalidad no es la solución, es desempleo camuflado. Los incentivos anunciados por el Gobierno esta semana para generar puestos de trabajo formal están condenados al fracaso porque no se puede generar nuevos puestos de trabajo sin inversión y sin demanda agregada.

Lo que se requiere es una movilización masiva de la gente joven desempleada, incluyendo universitarios recién formados en cada distrito del país. Para este fin se requiere la participación de todos los sectores, especialmente el sector privado, quienes deberían poder contar con el apoyo de las fuerzas armadas y su presencia a nivel nacional y su capacidad logística, para implementar conjuntamente con las universidades e iglesias las acciones del programa Sierra Productiva en todo el país.