Mercados, carreteras y nuevo sistema de comercialización agroalimentaria

Juan Infante Alosilla propone en su ‘Fábrica de Empresarios’ fortalecer a los barrios como respuesta a la nueva realidad que trajo la pandemia. El barrio como unidad económica, social y comercial revalorada, que dinamiza la economía local, facilita el consumo con menores desplazamientos y mayor bioseguridad. Sería el retorno de muchas tiendas que han desaparecido alterando el paisaje urbano y afectando a muchas economías familiares locales. De paso, desconcentrar las aglomeraciones en el centro de las ciudades.

Al mismo tiempo se comenta que la pandemia ha traído el renacer de las bodegas de barrio como opción a las grandes tiendas, congestionadas, monótonas y tan solo al alcance de cierto sector de consumidores.  Hoy visitamos el llamado ‘Complejo de Mercados’ de Piura, un espacio donde se encuentran trece mercados de diverso giro de negocios. El ‘Modelo’ acaba de sufrir un incendio que destruyó cerca de cincuenta tiendas. Lleva casi dos semanas cerrado.

El ‘Modelo’, cuando inició operaciones en 1959, era un mercado de alimentos frescos, abarrotes y comidas preparadas con 600 puestos. Recuerdo a la señora Rosa Chiroque, quien hasta hace pocos meses dirigió su puesto como decana del comercio ‘Modelista’. Hoy el complejo debe contar con varios miles de comerciantes que ofrecen ropa, artículos para el hogar, cuidado personal, construcción, artículos diversos y alimentos (que perdieron peso porcentual).

Pero la inercia viene siendo confrontada. Con la apertura de ‘Plaza del Mar’, moderno edificio donde se ofrece buen pescado, mariscos y la famosa cocina marina regional, ha renacido la esperanza de responder innovando a las nuevas expectativas de los compradores. Y hace pocos días se ha sumado el mercado de frutas ‘Plaza Piura’, con cincuenta puestos en una primera planta, aireado y funcional. Allí se observan frutas como las manzanas de Calango y Cajatambo, las papayas de Tingo María y los plátanos de Sullana, entre otras, un surtido bien presentado y con precios razonables.

Un tema cercano a los alimentos: el paro de transportistas. Como pocas, esta huelga si paralizó arterias y venas clave del sistema agroalimentario nacional afectando el abasto de alimentos desde los valles productores a los mercados urbanos. Al resentirse la llegada de alimentos los precios mayoristas subieron creando la tendencia alcista que afectó a millones de hogares. ¡Qué pésimo momento para afectar las vías de comunicación, con pandemia (oxígeno escaso) y sus secuelas, desocupación, hambre y en plena campaña de vacunación!

En todo caso, esta crisis deja ver la urgencia de digitalizar el sistema de distribución de alimentos del país como parte de una gran meta: darle sostenibilidad a la comercialización de alimentos mediante una red informática que conecte los valles productores con los mercados mayoristas. Cuando esté operativo, el nuevo sistema coordinará los planes de siembra del Midagri y gobiernos regionales, las cosechas y la demanda urbana. Esta sería una primera fase para luego integrar a la demanda de los mercados minoristas a nivel de gobiernos locales. De este modo, se evaluará la situación día a día del aprovisionamiento agroalimentario del país en tiempo real.

Por ejemplo, los valles destacados en papa, Huánuco, Junín y Apurímac; en hortalizas, grandes zonas productoras de la Sierra central, Tarma, valles del Mantaro, Chillón y Lurín. Huaral y Cañete como ejes hortofrutícolas. Naranja, piña y frutas, principalmente, de Selva central, con su corredor Huánuco-Junín, estratégico. Huaral, Santa Rosa y Huacho por el Norte chico hasta Cañete. Por mencionar solo a algunas zonas clave.

Por ahora seguimos en la ‘edad de piedra’, con precios que no motivan al agricultor familiar a innovar, sin los recursos que les sustrae un reparto de la rentabilidad tan injusto. Y que impide el desarrollo territorial pues los ingresos de los productores en las regiones se ven mermados como consecuencia de un sistema agroalimentario tan obsoleto. Será un gran paso para el desarrollo rural, para luchar contra la pobreza y desigualdad de millones de familias peruanas. El conocimiento y la tecnología, expresadas en proyectos de innovación como éste, darán un nuevo rostro al Perú profundo, que espera ansioso condiciones y herramientas para incluirse en la modernidad.