Quisiera agradecer a los miles de lectores de mi Linterna de Popa de la semana pasada que me han expresado su apoyo. Su gesto de solidaridad permanecerá en mis recuerdos para siempre.
El concepto de la Mano Invisible fue introducido por Adam Smith en 1759 quien señaló que, si a cada consumidor se le permite elegir libremente qué comprar y si cada productor puede elegir libremente qué vender y cómo producirlo, una mano invisible (el mercado) establecerá una distribución de productos y precios que serán beneficiosos para productores y consumidores, y por lo tanto para toda la comunidad.
La razón de esto es que el interés propio, en un ambiente de libertad, del imperio de la ley y respeto a la propiedad, lleva a los individuos a un comportamiento beneficioso para ellos y para la comunidad en su conjunto. Los productores adoptan métodos de producción eficientes para atender las necesidades de los consumidores al menor costo y, de ese modo, maximizar sus beneficios. Los inversionistas invierten en las industrias que maximizan los rendimientos y retiran su capital de aquellas menos eficientes. Y todos estos efectos tienen lugar sin la intervención del estado.
¿Siempre funciona la mano invisible? No siempre. Pero en la mayoría de los casos que no funciona o funciona de modo imperfecto, se debe a que no existen o solo existen parcialmente, la libertad de fijación de precios, el imperio de la ley o el respeto a la propiedad. Y esto se da generalmente por la intervención perversa del estado. La función del estado debe ser garantizar la libertad de fijación de precios y el respeto a la ley y a la propiedad, es decir propiciar el libre accionar de la mano invisible. Un estado debe ser un ente “regulador” del correcto funcionamiento de la mano invisible, no debe ser un estado “interventor” que impide el correcto funcionamiento de la mano invisible. Estatizando la propiedad no se regula se interviene. Fijando los precios o poniendo topes no se regula se interviene. Redistribuyendo la riqueza no se regula se interviene.
¿Qué tiene que ver la mano invisible con la informalidad? En una sociedad en que la mano invisible funciona a plenitud no debería existir ni desempleo ni informalidad. ¿Por qué existe informalidad entonces? En el mercado laboral existe un precio (el salario) que debería ser establecido por la mano invisible. En nuestro medio existe un estado interventor que fija los salarios mínimos. En un sistema donde impera la mano invisible los salarios deberían ser proporcionales a la productividad del trabajador. Si la productividad de un trabajador es inferior al salario mínimo legal este trabajador no encontrará trabajo formal. Ningún microempresario va a contratar a una persona pagándole un salario que le genere pérdidas. Solo estará dispuesto a hacerlo si la productividad del trabajador lo permite. De otro modo se verá obligado a operar informalmente sin respetar ni el salario mínimo, ni todos los sobrecostos laborales creados por el estado. Es decir el origen de la informalidad está en la baja productividad del trabajador con relación al salario mínimo legal y sus sobrecostos.
¿Qué hacer entonces? Algunos economistas proponen la eliminación del salario mínimo legal o su ajuste según las regiones del país o el tipo de actividad económica. El problema es que este tipo de soluciones solo crea mayor distorsión de salarios y dificulta el accionar de la mano invisible. Otros economistas proponen hacer cumplir la ley obligando a los microempresarios a pagar el salario mínimo legal y todos sus sobrecostos. Otros proponen dar incentivos o subsidios a los microempresarios para que formalicen a sus trabajadores. Tanto la actitud persecutoria como el otorgamiento de subsidios pueden tener efectos positivos por un tiempo, pero no son la solución.
¿Cuál es la solución entonces? La solución es aumentar la productividad del trabajador especialmente la productividad de los trabajadores mas pobres que es donde se concentra la gran informalidad: (i) pequeños agricultores y (ii) pobladores de las zonas urbano-marginales. Los avances tecnológicos y la educación aumentan la productividad pero estos beneficios se canalizan mayormente a los trabajadores del sector moderno mientras que los más pobres se benefician muy poco o lentamente. Peor aún, desastres naturales, hiperinflaciones, y otras catástrofes como la pandemia afectan la productividad de los mas pobres contribuyendo al aumento de brechas entre el sector formal e informal (ver Gráfico 1).
¿Cómo aumentar la productividad de los más pobres? Siguiendo la receta de los premios Nobel de economía de 2019, Banerjee y Duflo y expuesta en su libro “Repensar la Pobreza. Un giro radical en la lucha contra la desigualdad global”. La clave esta en romper la trampa de la pobreza en la que se encuentran una gran mayoría de peruanos (30% de pobres y más del 75% de la fuerza laboral).
Lo que proponen los premios nobel no es redistribuir riqueza sino generar más riqueza, especialmente para los más pobres y hacerlo respetando la mano invisible, es decir dentro de las reglas de la economía social de mercado. El nivel de productividad de la mayoría de los pobres no les permite generar excedentes y por lo tanto no tienen posibilidad de ahorro. Al no tener posibilidades de ahorro no pueden invertir y eso los imposibilita progresar (aumentar su productividad) y los condena a estar confinados a la trampa de la pobreza.
El objetivo de la estrategia planteada por Banerjee y Duflo es romper el ciclo vicioso asociado a la trampa de la pobreza y pasar a un círculo virtuoso de aumento progresivo y sostenido de la productividad de los más pobres (informales), que los lleve en una senda de convergencia con la productividad del sector moderno. La ausencia de ahorro inicial debe ser suplida con el otorgamiento de créditos blandos a largo plazo que les permita invertir y mejorar su productividad. A este proceso de otorgamiento inicial de crédito a los más pobres se le conoce como proceso de “inclusión financiera” que es fundamental para el correcto funcionamiento de la mano invisible. Pero el otorgamiento inicial de crédito debe ser acompañado de una serie de elementos que garanticen su efectividad.
¿Cuáles son los elementos que se requieren para poder salir de la trampa de la pobreza? Son cinco: (1) la “inclusión financiera” mediante créditos blandos a los sectores que no tienen productividad suficiente para ahorrar y generar capital, para dar inicio al círculo virtuoso que les permita salir de la trampa de la pobreza. (2) La educación focalizada a los recipientes de los créditos para que apliquen la mejor tecnología de forma continua e inmediata. La extensión agrícola y la transferencia de tecnología y entrenamiento de pequeños emprendedores debe jugar un papel fundamental. (3) El otorgamiento de Seguros de Crédito asociativo que permita a los sectores más pobres enfrentar desastres naturales, malas cosechas, inundaciones, etc., que puedan interrumpir el círculo virtuoso generado por el crédito otorgado. (4) La creación de clústeres productivos que propicien el encadenamiento de los pequeños emprendedores con los sectores formales. (5) La implementación del mecanismo de certificaciones que permitan poner en valor los derechos de propiedad en sus diferentes modalidades.
A los cinco elementos arriba mencionados se les debe sumar la reforma del estado para terminar con la mentalidad mercantilista que se observa tanto en público y privado, y favorezca el impulso del emprendimiento y de la inversión privada, en el marco de una sociedad libre en donde prevalezca el imperio de la ley. Es decir pasar de un estado “interventor” que busca el remplazo de la mano invisible por el intervencionismo estatal y la redistribución de la riqueza a un estado “promotor” que busca perfeccionar el funcionamiento de la mano invisible y la generación de riqueza.
Estos conceptos son los elementos centrales del programa económico del Plan de Gobierno de Fuerza Popular y son radicalmente opuestos a las propuestas de Perú Libre y los grupos de izquierda que lo apoyan. Todos ellos buscan la eliminación de la mano invisible, las libertades, el respeto a la ley y el derecho a la propiedad. Corresponderá al ciudadano bien informado de las alternativas que ofrecen los dos candidatos decidir su voto en estas elecciones.