El pueblo se hartó y tomó las calles en diversas regiones del Perú, al grito de “Castillo traidor”, zonas del país abrumadoramente ‘castillistas’ han pasado a ser ‘anti castillistas’. El detonante de las masivas protestas ha sido el alza de los precios de los combustibles y los alimentos, si bien motivada por factores externos, aderezada por una ausencia absoluta de liderazgo, falta de rumbo e inoperancia del gobierno.
El aderezo en el plato de lentejas que le ha extendido Castillo durante 8 meses de desgobierno a agricultores, amas de casa y transportistas a cambio de su voto, les ha caído muy pesado. Muchos cantos de sirena ahondaron la indigestión social y política.
Desde octubre pasado, en el artículo “Reforma Agraria: ¿No hay Primera sin Segunda?”[1] advertí del peligro de anunciar una rimbombante ‘2ª Reforma Agraria’ sin contenido programático. Pasaron los meses y hasta ahora no hay nada, más allá de anuncios improvisados de medidas populistas.
En noviembre pasado, en el artículo “Populismo, Hambruna y Ollas Comunes” advertí también sobre la necesidad de atacar con urgencia la grave situación de hambruna que afectaba entonces a 1,5 millones de peruanos.[2] El gobierno hizo oídos sordos y no movió un solo dedo. Hoy se estima que ya llegan a 3 millones los peruanos que padecen hambre crónica.
Sin embargo, en lugar de focalizar su acción social, Castillo prefirió intensificar el regalo de plata con ventilador; un festival de bonos interminable, con rebautizo de bonos, para que la población beneficiaria no vaya a pensar que sigue siendo Vizcarra el benefactor, sino el hombre que ya se quitó el sombrero: Bono Yanupay para los que ganan menos de S/ 2 mil, para los agricultores y para los que reciben Pensión 65, Juntos y Contigo; también para las comunidades rurales, para los que tienen cuenta en el Banco de la Nación y para los que no la tienen; “Bono Dignidad” de S/. 1820 para los afiliados a la ONP, bonos por S/ 1.000 millones para cubrir la “Deuda Social con los maestros”, etc. etc. ¿La Contraloría habrá chequeado a quienes efectivamente viene llegando toda esa danza de millones?
Hace unos días la dirigencia de la Organización de Ollas Comunes del Perú reunida en Palacio de Gobierno, increpó a Castillo su asistencialismo. Le dijo “nunca saldremos de la pobreza mientras no terminemos con el asistencialismo, regalando bonos, regalando plata, regalando todo”. “Ayúdennos a trabajar, dennos trabajo, no queremos regalo, no queremos limosna, queremos dignidad”, dijeron al tiempo de denunciar que el presupuesto de S/ 99 millones que le otorgó el gobierno el año pasado no ha llegado hasta la fecha a las ollas comunes.[3] ¿A dónde fueron a parar esos millones?
Si la gente al menos recuperara su chamba e ingresos pre-pandemia. Pero no, la parálisis de importantes proyectos públicos y privados, la ausencia de nuevas inversiones ante la incertidumbre generada por sucesivos gabinetes de ministros y el nombramiento de prontuariados sin calificaciones mínimas en cargos claves, ha deteriorado las condiciones de empleo: El número de personas que trabaja de manera informal trepó hasta un pico histórico de 9,45 millones en diciembre pasado, mientras que el que trabaja de manera formal se hundió a 3.78 millones; nivel inferior al observado 7 años atrás.
En medio de este caldo de cultivo sembrado por la inacción y el desgobierno y, ante la evidencia de un contubernio entre Castillo y una mayoría congresal mercantilista y lobista para evitar “que se vayan todos”, la paciencia del pueblo tocó fondo y desató una avalancha de protestas que el gobierno pretende controlar ahora con más medidas populistas.
Un gobierno que ha perdido autoridad y legitimidad social no tiene más opción que hacer lo que las turbas le exijan hoy y le seguirán exigiendo mañana. Hoy le exigen exonerar del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) al diésel y las gasolinas de 84 y 90 octanos. Ya el ministro de economía anunció que ambas exoneraciones estarán vigentes al menos por 9 meses, con un costo fiscal de S/ 2,250 millones.
También ofreció exonerar del Impuesto General a la Ventas (IGV) a productos de consumo masivo como el pollo, el huevo, la harina y los fideos. Lo que aumentará la informalidad y la evasión tributaria.
Difícilmente estas medidas desesperadas aplacarán la sed y el hambre de un pueblo enardecido que no ve horizonte y no cree en la palabra vaga de un presidente sin brújula moral y programática. Por lo que la protesta amenaza con contagiarse a más regiones. Ante ello, los inquilinos del Palacio de Pizarro y la Plaza Bolívar están dispuestos a improvisar de todo para mantenerse en sus puestos, menos construir un buen futuro para nuestros hijos. ¡Pobre Perú!
[1] Jorge Chávez Álvarez, Segunda reforma agraria: ¿No hay primera sin segunda?. Artículo publicado por Alerta Económica 04/10/2021. Maximixe Ediciones. https://alertaeconomica.com/reforma-agraria-no-hay-primera-sin-segunda/.
[2] Véase Jorge Chávez Álvarez, Populismo, hambruna y ollas comunes. Artículo publicado por Alerta Económica 15/11/2021. Maximixe Ediciones. https://alertaeconomica.com/populismo-hambruna-y-ollas-comunes/
[3] Perú21, 31/03/2022, “Ollas comunes encaran al presidente Pedro Castillo: No queremos bonos ni limosnas”.