Aunque las “Finanzas Abiertas” aún no son una realidad en el Perú, puesto que el proyecto de ley respectivo sigue en estudio por parte del Ejecutivo y el Congreso, la competencia de las fintechs con la banca convencional se ha agudizado durante la pandemia del Covid. De rebote, la competencia interbancaria ha aumentado, dando lugar a que la retención/disputa por los buenos clientes se convierta en una lucha cuerpo a cuerpo, con marcación digital uno a uno y la daga entre los dientes.
Entre tanto las Finanzas Abiertas terminan de imponerse, en medio de un episodio monetario cada vez más restrictivo, no sólo las tasas activas han subido; las tasas pasivas también, por efecto de la mayor competencia captadora entre bancos y cajas municipales, así como a un mayor acceso a la inversión en bonos del tesoro, de bajo riesgo, alto rendimiento y liquidez.
Los márgenes cambiarios se han achicado y, en general, la calidad del servicio y la transparencia en el trato a clientes mejor informados gracias a las fintechs, han empezado a ser objeto de atención primordial o de dolor de cabeza por parte de las juntas directivas y gerencias del sistema financiero.[1]
Tal como sucederá cuando se logre instaurar la Historia Clínica Electrónica Única (permitiendo que cada paciente pueda elegir libremente su centro de salud en las mejores condiciones del mercado), las Finanzas Abiertas harán que la información de flujos de ingresos, gastos, pagos y productos de los usuarios puedan fluir a plataformas tecnológicas encriptadas que garantizarán la seguridad y privacidad de sus datos personales, permitiendo a la vez una amplia concurrencia de ofertantes (bancos, financieras, fintechs, tecnológicas, casas comerciales, etc.) y demandantes. De manera que los usuarios de servicios financieros contarán con información completa sobre sus opciones en el mercado y podrán gozar de amplia libertad para elegir entre diversos proveedores y productos financieros que se adecúen a sus necesidades, en las mejores condiciones de mercado.
Así los usuarios dejarán de ser rehenes de una o dos entidades financieras, para pasar a ser amos de sus decisiones financieras. La fidelidad a una entidad financiera responderá más a su capacidad competitiva y no a su dominio asimétrico de información frente a sus clientes. A mayor transparencia se acelerará el proceso de culturización financiera y de cumplimiento de obligaciones por parte de los usuarios, lo que redundará en mejores condiciones financieras para ellos y mejores resultados para los proveedores financieros.
Desde ya, la revolución tecnológica que subyace a todo esta transformación -inteligencia artificial, blockchain, robótica, internet de las cosas, etc.- viene transformando digitalmente el marketing bancario, el delivery del producto financiero y el análisis del riesgo crediticio. Los mayores avances en este frente, sin embargo, son pocos respecto al nivel de exigencia para cuando las puertas de las Finanzas Abiertas estén ya “abiertas” de par en par. La automatización digital plena de las decisiones de crédito es pues, más que una tendencia, un mandato ineludible.
Para ello las entidades financieras necesitan impulsar la gestión de datos respecto a conductas online (redes sociales) de sus clientes, por ser un input importante para conocer conductas aspiracionales y el riesgo moral de los clientes, a la vez que se intensifica la integración de datos de todo el sistema financiero con los datos transaccionales de la propia entidad financiera, para realizar una codificación más precisa de sus preferencias. Si bien la publicidad online está basada principalmente en datos conductuales y aspiracionales revelados online, los datos transaccionales permiten afinar aún más la codificación de las preferencias de los clientes: “Dime cómo gastas tu dinero y te diré quién eres”.[2]
De hecho, la mayor fuente de ventaja competitiva de muchas fintechs radica en esta capacidad de integración de datos a gran escala. Por ello también, el rápido desarrollo y transformación de las fintechs[3], así como la creciente competencia entre los gigantes comerciales Amazon, Alibaba y otros convertidos en ‘unicornios’, ‘decacornios’ y ‘supercornios’[4], son la principal amenaza que se cierne sobre las entidades financieras convencionales en el futuro cercano.
Hoy por hoy una de las estrategias más efectivas para asegurar la resiliencia del modelo de negocios de una entidad financiera convencional frente a las fintechs o gigantes tipo Amazon y Alibaba, radica en el desarrollo de una cultura de datos en todas sus áreas, articulada a una plataforma de análisis y bases de datos transaccionales y online.
Para los gigantes como Amazon y Alibaba, las ventajas de escala que derivan de sus masivas bases de datos de clientes es la mayor fuente de amenaza para las entidades financieras convencionales; especialmente para las más pequeñas. Las financieras especializadas en servicios específicos o vinculados a un solo producto comercial deberán buscar su diversificación. Una diversificación rápida y bien planificada, a través de vehículos Fintech o alianzas estratégicas con casas comerciales diversas será fundamental para fortalecerse en cuanto al ‘factor crítico de éxito’ en la “Era de las Finanzas Abiertas y el Mega Comercio Electrónico”: Crear ventajas de escala en el manejo de información transaccional.
Alipay es ejemplo paradigmático de supercornio, el brazo de pagos de Alibaba (transnacional privada china de comercio electrónico), que se ha convertido en la punta de lanza de los servicios financieros diversos a nivel mundial; literalmente es un verdadero “portaviones” desde el cual el gigante comercial asiático ha lanzado más de veinte mil ‘startups’ al mercado, que ya vienen causando estragos a la banca comercial y el mercado asegurador mundial.[5] Los pagos son el corazón de su negocio, el cual actúa como un embudo de captura de clientes para engancharlos con servicios de mayor rentabilidad. Su liderazgo radica en la velocidad con la que emprende nuevos servicios en la gestión de activos, préstamos, seguros y negocios Fintech diversos, así como en la rapidez con la que los implanta.
Más allá de que Silicon Valley sigue siendo la maternidad de la mayor cantidad de unicornios a nivel mundial, Shenzhen es el Silicon Valley chino que va a mayor velocidad de expansión. Sinnúmero de oportunidades y amenazas provienen de China y así será con mayor intensidad en el futuro previsible.[6] En el Perú estamos años luz de todo esto, por falta de un ecosistema de innovación que se ve mucho más remoto mientras no surjan condiciones de buen gobierno.
[1] “Los bancos están lidiando con un conocimiento demasiado simplista de su clientela, combinado con un complejísimo conjunto de productos con diferencias muy sutiles entre ellos, que los clientes a menudo no aprecian lo suficiente. Esto sucede en un momento en que los consumidores están redefiniendo sus expectativas, siguiendo el ejemplo de otros sectores donde se les ofrece acceso multicanal, productos simples, integración fluida y personalización individualizada. Exigen comodidad, personalización, accesibilidad y facilidad de uso. Quieren sentir que su banco se anticipa a sus necesidades, no que les bombardean con ofertas de productos irrelevantes.” Marc Torrens, Luis Rodríguez y Amir Tabakovic, Modelos innovadores en banca: Propiciar una disrupción o sufrirla. Business Review (Núm. 289) Finanzas. Mayo 2019.
[2] Marc Torrens, Luis Rodríguez y Amir Tabakovic, Ibid.
[3] Actualmente las fintechs representan alrededor del 5% del negocio bancario mundial, aunque viene creciendo a un ritmo anual de 49% según Morgan Stanley.
[4] A las start-ups que alcanzan una valoración de US$ 1.000 millones se les llama ‘unicornios’, a las que pasan de los US$ 10.000 millones ‘decacornios’ y a las que superan los US$ 100.000 millones ‘supercornios’. Para ser considerada unicornio, una start-up no sólo debe cruzar la barrera de los US$ 1.000 millones de valor, sino que debe poseer un componente de escalabilidad mayor al 30% anual, sin necesidad de invertir mucho en infraestructura para crecer.
[5] Alipay concentra el 70% del mercado de pagos móviles en China y unas 150 mil tiendas del resto del mundo, dando servicio a 960 millones de clientes. Ha sido la clave para que sólo en 2020 Alibaba pudiera elevar sus ingresos en 62% (US$ 72 mil millones) y sus utilidades en 86% (US$ 21 mil millones). Estuvo a punto de concretar la salida a bolsa más grande de la historia, por 270.000 millones de euros, pero el Estado chino paralizó la operación por temor a su impacto monetario y en la sobrevivencia de grandes entidades financieras chinas vulnerables. Iñaki Ortega Cachón y Joaquín Sanz Berrioategortua, Caso Ant Group: Cómo las ‘fintechs’ han iniciado la cuenta atrás para los bancos. Management & Innovation (Núm. 46). Finanzas. Junio 2022.
[6] Los grupos chinos Tencent y Alibaba vienen pisándole los talones a Facebook y Amazon en cuanto a capitalización bursátil. Tencent, es líder mundial en videojuegos y de la mensajería WeChat, negocios con los que su valor ya supera los US$ 500.000 millones, por encima de Facebook. Mientras Alibaba viene justo detrás y ya reduce diferencias con Amazon.