Tras cuatro años si movimientos, la agencia Moody’s bajó la calificación crediticia de largo plazo de Chile de “A1” que mantenía desde julio de 2018 a “A2”. Junto con eso también modificó a la baja la calificación provisional de deuda de (P)A1 a (P)A2 y cambió la perspectiva a “estable” desde “negativa”.
El principal fundamento detrás de este ajuste fueron las tendencias fiscales debilitadas y persistentes, a la agencia le preocupa la política económica que está detrás de los nuevos gastos sociales, la proporción de deuda externa extranjera aumentó y los activos financieros disminuyeron de 8% del PBI a 5% del PBI.