Los cambios de precios reiterados tienen un efecto notable sobre la ingesta de alimentos de la población, impactando negativamente sobre la seguridad alimentaria de la población. Se sabe que los alimentos locales tienen elasticidades más bajas que los alimentos foráneos, pero la variabilidad de precios de los alimentos locales es mayor (por ejemplo, la papa).
Un ejemplo de ello es el estudio de la ONG Acción que ha identificado que uno de cada dos peruanos no sabe si tendrá dinero suficiente para comer mañana. Esto corrobora cifras publicadas hace un par de meses por Acción Contra El Hambre, que daban cuenta que el 93% de los hogares de Lima presenta cierto grado de inseguridad alimentaria.