Durante décadas, se nos ha dicho a los peruanos que somos buenos y bacanes porque exportamos mucha harina de pescado y muchos productos hidrobiológicos. Sin mayor información complementaria y sin mayor análisis por parte de la ciudadanía, se ha creado el cliché de que el volumen de exportaciones es bueno para el país.
La verdad es que toda la información es sesgada e incompleta y no muestra la verdadera situación.
Por un lado, la información estadística oficial de la autoridad de pesquería es incompleta y demora dos años en publicarse. Cuando se hace, solo muestra cifras de desembarque, producción y exportaciones, así como algo de las ventas al mercado nacional.
De esta manera, los peruanos creemos cosas que no son del todo ciertas, creamos un mito y nos mantenemos al margen de lo demás. Por otro lado, la verdad es que a muy poca gente le importa los que pase con la pesca. Somos una ciudadanía indiferente y pasiva que prefiere la comodidad de la ignorancia que nos ahorra el esfuerzo intelectual de analizar las cosas en su verdadera dimensión.
Lo cierto es que la información completa, que muestre la realidad del sector pesquero, no se publica.
Hay que entender que los recursos hidrobiológicos que el sector explota, son patrimonio de todos los peruanos. El Estado otorga permisos para que algunos usufructúen de los mismos, pero es justo y necesario que la Nación participe de la bonanza que genera.
En ese sentido, la información de ventas y producción es insuficiente porque no muestra lo que gana el país. Muestra a un grupo de empresas y personas que hace dinero con un recurso natural, pero nada más.
Lo que el Estado, en especial uno que dice gobernar para el pueblo debe mostrar, es toda la información completa:
Volúmenes de exportación, de desembarques, de capturas y de procesamiento.
Para saber qué es lo que ganamos con eso, se requiere conocer:
Impuesto a la renta de tercera categoría aportado por la industria pesquera. Quiénes, cuánto y de qué especies han pagado derechos de pesca. Quienes no han pagado y/o mantienen deudas por este concepto.
Cuánto IGV se le ha devuelto al sector por efecto de sus exportaciones y cuánto se le dado a las empresas por concepto de drawback.
Cuánto empleo formal e informal, directo e indirecto genera el sector y de que calidad es el mismo.
Cuánto se ha generado por canon pesquero, cómo se ha repartido a los gobiernos locales y regionales y en qué se han gastado.
Finalmente, cuánto pescado se ha vendido en el territorio nacional y cuánto ha servido para mitigar el hambre y la anemia en el país.
Si solo nos quedamos con las exportaciones y los desembarques no estamos conociendo la historia completa ni entendiendo debidamente la situación de la pesquería peruana.
Se necesita conocer hechos, cifras oficiales completas y evaluarlas para que cada ciudadano pueda formarse una opinión propias.
La riqueza infinita del mar peruano no es más que un mito. Este error de percepción promueve un irrefrenable incremento del esfuerzo pesquero y confunde además a la opinión pública haciendo más ardua la labor de regulación. Los beneficios económicos del sector pesquero marítimo alcanzan a una fracción mínima de la población costera involucrada. El mar peruano fue muy rico y abundante para la pesca, hoy ya no lo es.
La ausencia de información, de análisis, y la indiferencia de la gente, afianza el mito pesquero peruano que nos mantiene mal informados desde hace décadas.
Ocurre que la pesca en el Perú no solamente es poco conocida, sino que también sufre de la falta de interés por parte de los medios y de la propia población. Creemos que somos buenos porque somos los primeros exportadores mundiales de harina de pescado. El desconocimiento del sector pesquero es compartido por la prensa y por la propia sociedad, por tanto, ambos resultan indolentes al problema. Eventualmente, esta ignorancia también es compartida por funcionarios que son designados sin mayor experiencia ni conocimiento de la problemática pesquera; sin agenda, sin planes, sin ideas, sin políticas y sin rumbo.
Hace años que el sector es entregado por los gobiernos de turno a autoridades que desconocen el sector. Por lo tanto, carecen de ideas, planes o programas. Se concentran en satisfacer intereses de parte o a la devolución de favores, así como a mantenerse en el cargo lo más posible. Algunos se han rodeado de gente idónea, a la que nunca escucharon, otros lo hicieron con amigos sin mayor capacidad de aporte a la pesquería. Esta es la historia de la pesca, para mal de la sostenibilidad del ecosistema y de la alimentación nacional
La pesquería debe ser una actividad que genere empleo digno, que genere utilidades razonables a las empresas; que provea de alimentación, prioritariamente a la Nación y secundariamente al resto del mundo; que contribuya equitativamente con el Estado a través de una justa participación en la renta de la empresa pesquera; que respete el medio ambiente y garantice la sostenibilidad de los ecosistemas marítimos, lacustres y fluviales del país.