En un reciente artículo periodístico el economista Waldo Mendoza, en forma muy didáctica, ha presentado razones contundentes para demostrar que la intención de la izquierda, de eliminar el régimen económico de la constitución de 1993, nos está llevando a un suicidio colectivo. El exministro de economía fundamenta el rol decisivo que cinco artículos del capitulo económico de la constitución vienen jugando en el progreso económico de los últimos 30 años: (i) el rol subsidiario del estado; (ii) la estabilidad de los contratos; (iii) el derecho a la propiedad; (iv) la independencia del Banco Central que no permite financiar al estado; y (v) la no iniciativa de los congresistas para aumentar el gasto público.
El argumento del exministro se puede resumir en el Gráfico 1 que muestra la relación entre el progreso económico (PBI per cápita en soles reales) y el nivel de pobreza como porcentaje de la población. Los datos han sido tomados del INEI para el período 1986 – 2020. El alto grado de correlación entre el crecimiento económico y la disminución de la pobreza (R2 = 0.93) no deja dudas sobre el éxito del modelo económico en los últimos 30 años.
Sin embargo existe un cuestionamiento adicional que el exministro no menciona en su artículo y que ha sido el caballito de batalla de la izquierda en los últimos 10 años. Lo que la izquierda sostiene es que el modelo económico genera mayor desigualdad, sustentándose en los estudios del economista francés Thomas Piketty en su bestseller “El Capital en el Siglo XXI”, basado en el análisis histórico de estadísticas de la distribución del ingreso (índice GINI) para el periodo 1900 – 2010. Piketty estableció, que, a nivel mundial, el retorno promedio sobre el capital supera la tasa de crecimiento de la economía. Con ello concluyó que los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres.
El libro de Piketty se ha convertido rápidamente en la nueva biblia para los economistas de izquierda, como lo fue “El Capital” de Karl Marx, generando una batahola sobre la desigualdad del ingreso y la riqueza. El problema de la pobreza se ha convertido para la izquierda, por arte de magia, en el problema de la desigualdad. En su libro Piketty escribió “La mitad más pobre de la población es hoy tan pobre como en el pasado, con apenas el 5 por ciento de la riqueza total en 2010, al igual que en 1910.”
Tal como lo han destacado ilustres economistas y pensadores como Steven Pinker, Piketty comete la conocida falacia de la suma cero que consiste en asumir que la riqueza o el ingreso son fijos, que no crecen con el transcurso del tiempo, que la torta no crece. Eso lleva a la confusión del juego de suma cero, donde si un grupo de personas terminan con mas es porque otros han terminado con menos.
Desde 1910, la riqueza y el ingreso se ha expandido exponencialmente a nivel mundial, haciendo que algunos se enriquezcan más que otros, pero que todos mejoren. La riqueza total hoy en día es mucho mayor que en 1910, por lo que, si los más pobres poseen la misma proporción, hoy son mucho más ricos o al menos no tan pobres como en el pasado. Una consecuencia de la falacia de suma cero es afirmar que si algunas personas se hacen más ricas, es porque deben haber robado de todos los demás. Esta falsa afirmación es utilizada por la izquierda en forma demagógica para argumentar el cambio del modelo económico.
La desigualdad económica usualmente se mide por el índice GINI que va de 0 a 100 y mide la desigualdad en los ingresos de un país. El valor 0 corresponde a la perfecta igualdad de ingresos (todos tienen el mismo nivel de ingresos) y el valor de 100 corresponde a la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno).
Para explicar la evolución de la desigualdad existe la hipótesis planteada por Simon Kuznetz (economista americano ganador del premio nobel de 1971) que sostiene que la desigualdad debe incrementarse antes de decrecer y que se traduce en la “curva de Kuznetz”. Esta curva tiene la forma de una “U” invertida. De acuerdo con esta hipótesis, los países pobres serían, en un principio, igualitarios (bajo GINI); sin embargo, a medida que se van desarrollando, el ingreso se concentra y la distribución del ingreso empeora (alto GINI). Luego, conforme el ingreso per cápita continúa mejorando como consecuencia del desarrollo económico, el país vuelve a ser igualitario y la desigualdad se reduce (Bajo GINI).
¿Cómo ha evolucionado la desigualdad en el Perú? En el Gráfico 2 se presenta la evolución de la desigualdad medida por el índice GINI y el PBI per cápita en soles constantes de 2007 para el periodo 1986 – 2020 con datos del INEI. El gráfico muestra una clara correlación entre estas dos variables y que reproduce la curva de Kuznets. Durante el periodo de vigencia de la constitución de 1993 el país ha pasado por una etapa en el que la desigualdad se incrementó conforme aumentó el ingreso per cápita como consecuencia del crecimiento acelerado de los 90 y luego la desigualdad empezó a descender mientras el ingreso per cápita siguió creciendo, como lo postula la hipótesis de Kuznetz.
La evidencia estadística nos muestra que el argumento de la izquierda de que el modelo económico produce mayor desigualdad es falso en el caso peruano. Resultados similares se obtienen en el caso de Chile. Si hacemos el análisis a nivel sudamericano, observamos que los países que más han avanzado en la reducción de la desigualdad lo han hecho a costa de elevar el porcentaje de pobres. Venezuela y Argentina son claros ejemplos de una política socialista que lo único que ha conseguido es aumentar los niveles de pobreza.
Lo que es peor con la posición de la izquierda es que su intención manifiesta es, no solo liquidar el modelo económico vigente, sino cambiarlo por un modelo socialista que comprobadamente ha sido y es un fracaso. Lamentablemente en el Perú, insistimos en mirar al pasado, al socialismo de Velasco, a la redistribución de la torta, y no en hacerla crecer.
Por el contrario, si miráramos el futuro, veríamos que la tecnología ofrece enormes posibilidades para mejorar el modelo neoliberal. El modelo neoliberal ha permitido reducir la pobreza y la desigualdad considerablemente en el mundo y el crecimiento económico ha sido exponencial. Parafraseando a Churchill, el modelo neoliberal es el peor modelo económico diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás.