Los líderes de facto generalmente llegan al poder a través de medios no democráticos y su liderazgo no cuenta con el respaldo de la población ni de la comunidad internacional. Esto puede generar incertidumbre en los mercados y en las relaciones internacionales, ya que no hay claridad sobre la estabilidad política y la toma de decisiones puede ser impredecible. Además, estos líderes a menudo tienen un control excesivo sobre el poder y pueden llevar a cabo políticas represivas y violar los derechos humanos. Todo esto puede tener un impacto negativo en la economía, la seguridad y el bienestar de las personas. Por lo tanto, la existencia de líderes de facto puede ser vista como una amenaza para la estabilidad y la democracia en un país y en el mundo en general.
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