La Economía Plateada (Silver Economy) se define como la suma de toda la actividad económica que atiende las necesidades de las personas de 60 años o más, incluyendo los productos y servicios que compran directamente y la actividad económica adicional que genera este gasto. La economía plateada abarca una sección transversal de actividades económicas relacionadas con la producción, el consumo y el comercio de bienes y servicios, tanto públicos como privados, relevantes para las personas mayores, incluyendo los efectos directos e indirectos.
El término Economía Plateada abarca una amplia gama de conceptos y áreas de interés relacionadas con los desafíos y oportunidades que el envejecimiento de la población representa para una economía. En Europa el Japón y otros países asiáticos donde la población viene envejeciendo más rápidamente, han trabajado durante muchos años para abordar el desafío social del envejecimiento de la población. Inicialmente, las políticas se centraron en mantener el gasto público en salud y pensiones sostenibles a corto y largo plazo. Desde entonces, este enfoque se ha ampliado y cada vez más el desafío del envejecimiento de la población se viene abordando de manera más integral como una oportunidad, involucrando tecnologías e innovaciones sociales, e identificando soluciones transversales para mejorar la salud general y el bienestar de los adultos mayores.
También ha habido un mayor reconocimiento de que, si bien la economía plateada representa el consumo privado y público que atiende las necesidades de las personas mayores, muchos efectos indirectos e inducidos brindan oportunidades tanto para las generaciones mayores como para las más jóvenes.
El impacto del envejecimiento en la estructura de la población la podemos observar en el Gráfico 1 que describe la evolución de los porcentajes de los grupos etarios de 0 a 5 años y del grupo de 60 años o más para el periodo 1990 – 2022 a nivel mundial. Observamos que en 1990 el grupo de 0 a 5 años representaba el 14.4% de la población mundial equivalente a 769 millones de personas, mientras que el grupo de 60 o más años representaba apenas 9.1% de la población total equivalente a menos de 500 millones de personas.
Esta situación ha venido cambando dramáticamente. En el 2011 la población de mas de 60% superó a la población de 0 a 5 años. En el 2022, el porcentaje de adultos mayores de 60 ha llegado a 13.9% de la población mundial mientras que la de 0 a 5 años ha descendido a 10% y esta tendencia debe continuar en las próximas décadas. Se estima que la población de adultos mayores en el 2022 ya supera los 1,100 millones.
¿Cuál es la situación en el Perú? Si bien la población en Latinoamérica es más joven que las poblaciones de Europa y Asia, los efectos del envejecimiento ya se comienzan a sentir. En el Gráfico 2 se presenta la evolución de los mismos grupos etarios para el caso peruano. Observamos que los porcentajes vienen convergiendo rápidamente a los promedios mundiales. En el 2015, el porcentaje de los adultos mayores de 60 años superó a la población de 0 a 5 años, solo cuatro años después que el promedio mundial, y la tendencia continúa creciendo exponencialmente.
¿Cuáles son las implicancias de la irrupción de la economía plateada? La más inmediata será la demanda creciente de pensiones y servicios de salud. En países como el nuestro, con sistemas de pensiones y salud en crisis, representará cargas crecientes a las cuentas fiscales de continuar insistiendo con los actuales sistemas no contributivos de pensiones y salud. La proyección de la población de adultos mayores para nuestro país indica la imperiosa necesidad de dar una solución inmediata a los sistemas de pensiones y salud. La pandemia de Covid-19 ha demostrado la vulnerabilidad física y social de los adultos mayores. La ampliación de sistemas no contributivos como Pensión 65 que otorga pensiones que no llegan ni a un tercio del salario mínimo no son la solución en el largo plazo. Se requiere de sistemas de pensiones y de salud contributivos que garanticen pensiones dignas y una atención de salud oportuna y de calidad para todos los adultos mayores.
Sin embargo no todo es negativo con el envejecimiento de la población. Las necesidades y preferencias de este grupo etario influyen en la oferta de casi todos los sectores incluyendo, por ejemplo, la salud, las finanzas, la vivienda, el transporte, el mercado laboral, la educación, el entretenimiento, el turismo y los cuidados a los adultos mayores. Hablamos de un amplio abanico de productos y servicios destinados al consumo de los adultos mayores que pueden jugar un papel de locomotora económica.
Esta nueva realidad implicará una transformación radical porque permitirá que millones de personas de esa edad sigan trabajando, ahorrando, creando y consumiendo; hará posible que nazcan algunas industrias para servirles, y surgirán nuevos emprendedores, que encontrarán oportunidades donde nadie pensó que podría haberlas.
La relativa juventud de América Latina nos da la ventaja de poder analizar lo que ya se ha hecho en otras regiones del mundo que se encuentran en estadios más avanzados de envejecimiento y aprender de sus acciones. Estos casos nos servirán de guía tanto para establecer y ajustar políticas públicas, como para introducir las mejores soluciones por parte del sector privado.
La solución pasa por involucrar al sector emprendedor con la innovación, tecnología y escala adecuadas para generar un círculo virtuoso de creación de valor económico para los adultos mayores que, a su vez, tenga impacto social. Para ello, es necesario que nuestras autoridades promuevan un conocimiento sobre el mercado de la economía plateada entre los innovadores. A pesar de su gran número y peso económico, este mercado aún resulta un nicho poco conocido en nuestra país.
En este proceso es fundamental vencer la discriminación por razón de edad, que presenta a las personas mayores como desprovistas de valor para la sociedad. La extensión de la esperanza de vida y las mejores condiciones de salud permiten aprovechar la sabiduría, experiencia y mejores condiciones físicas y económicas de los adultos mayores de hoy en día. A nadie se le debería escapar que, según las tendencias sociodemográficas, representan un mercado de un tamaño significativo.
En este contexto, las políticas públicas sobre la educación y la salud deben ser reevaluadas. Antes que priorizar la construcción de nuevas escuelas se debería priorizar la mejora de las existentes, especialmente las de educación inicial y primaria. Antes de aumentar el número de profesores, se debe concentrar en mejorar la calidad de los existentes. Inclusive el estado debería considerar la implantación de váuchers para cubrir la pensión en el sistema privado educativo para mejorar la calidad de la educación.
En el caso de la política de salud se debería priorizar la red de atención primaria aumentando su cobertura y mejorando las existentes para disminuir el desplazamiento de los adultos mayores y recibir atención oportuna y especializada. Nuestras autoridades tienen la palabra.