El estimador mensual de actividad económica de Argentina se contrajo un dramático 5,5% interanual en mayo de 2023, siendo la caída más fuerte desde octubre de 2020. El deterioro se explica por pronunciados retrocesos en sectores clave como agricultura, ganadería y energía eléctrica. Aunque aumentaron levemente manufactura, hotelería y servicios, el panorama general sigue siendo sombrío.
La fragilidad de la economía argentina ha ido en aumento en los últimos años debido a múltiples desequilibrios macroeconómicos como la elevada inflación, el débil crecimiento, los problemas fiscales y la falta de competitividad cambiaria. El pronunciado retroceso de mayo ha encendido las alarmas sobre el riesgo de que el país ingrese en recesión.
Superar la compleja coyuntura actual requerirá que las autoridades argentinas tomen medidas urgentes y contundentes para estabilizar la economía, incentivar la inversión productiva, ampliar las exportaciones y generar empleo formal. El camino para encauzar el crecimiento sostenible pasa por domar la inflación, equilibrar las cuentas públicas y recuperar la confianza de consumidores, empresarios e inversionistas.