En agosto, los futuros del cobre experimentaron una caída significativa, situándose en 3,7 dólares por libra, marcando su nivel más bajo en más de un mes. Esta disminución se atribuye principalmente a datos recientes que generan inquietud sobre la recuperación económica de China, el principal consumidor mundial de metales básicos. Específicamente, los nuevos préstamos en yuanes en julio aumentaron en 346.000 millones de CNY, una cifra que es menos de la mitad de lo que el mercado anticipaba, señalando la menor demanda de crédito desde 2009.
La economía china ha mostrado signos de desaceleración, evidenciados por la caída en el volumen de negocios y un Índice de Gerentes de Compra (PMI) manufacturero contractivo. A pesar de estos datos alarmantes, los mercados internacionales mantienen cierto escepticismo sobre una intervención económica significativa por parte de Beijing. Las autoridades chinas, hasta el momento, no han indicado la aprobación de un paquete de estímulo robusto que pueda contrarrestar esta tendencia.
A pesar de la preocupante situación en China, la caída en los precios del cobre ha sido contenida en parte debido a evidencias de una oferta decreciente. Existe un riesgo latente de una significativa escasez de cobre a medida que las economías globales se dirigen hacia tecnologías verdes que requieren este metal. Por ejemplo, la producción de Codelco, una de las principales mineras de cobre, disminuyó un 14% en el primer semestre del año. Además, los datos más recientes muestran que los inventarios globales de cobre han disminuido en un 26% en lo que va del año, lo que podría presionar aún más los precios en el futuro cercano.