En noviembre, los futuros del cobre experimentaron un notable aumento, superando los US$ 3,75 por libra, alcanzando su nivel más alto en más de dos meses. Este incremento se debe a una combinación de factores, incluyendo la disminución de los inventarios y las expectativas de un aumento en la demanda a corto plazo. Este fenómeno refleja cambios significativos en el mercado global del cobre, un metal esencial en diversas industrias, desde la construcción hasta la electrónica.
La caída del 45% en los inventarios de la Bolsa de Futuros de Shanghái (SHFE) en comparación con la semana correspondiente del mes anterior ha sido un factor clave en este aumento de precios. Esta reducción en los inventarios ha llevado a un incremento en la prima del cobre de Yangshan, destacando la necesidad inmediata de las empresas de este material. Paralelamente, en EEUU, la desaceleración de los precios ha generado expectativas de que la Reserva Federal podría abstenerse de aumentar las tasas de interés, lo que a su vez ha presionado al dólar, utilizado para fijar el precio del cobre. Esto ha generado optimismo sobre condiciones financieras más favorables para la industria manufacturera, especialmente en economías con exposición a los mercados crediticios estadounidenses.
En China, se espera que la demanda de cobre se mantenga robusta, impulsada por el compromiso del gobierno de Beijing de invertir 1 billón de CNY en desarrollo de infraestructura y manufactura. Esta inversión es una señal clara de las ambiciones de China en cuanto a expansión y modernización de su infraestructura, lo que podría aumentar significativamente la demanda de cobre. Además, informes indican que el Banco Popular de China podría inyectar 1 billón de CNY a los promotores inmobiliarios endeudados del país, lo que también podría influir en el mercado del cobre, dada la importancia del sector inmobiliario en el consumo de este metal.
El reciente aumento en los precios del cobre tiene implicancias significativas para la economía global. Por un lado, refleja una posible estabilización y recuperación en ciertos sectores económicos tras periodos de incertidumbre. Por otro lado, plantea desafíos para las industrias que dependen del cobre, ya que el aumento de precios podría incrementar los costos de producción. A largo plazo, este aumento podría estimular la exploración y explotación de nuevas fuentes de cobre, así como la búsqueda de alternativas más económicas. Además, la situación en China y las políticas de la Reserva Federal de EEUU seguirán siendo factores clave en la determinación de los precios del cobre y su impacto en las economías globales.