El sistema financiero peruano enfrenta un período crítico debido a la contracción económica y la inflación acumulada en los últimos tres años. Estos factores han mermado el poder adquisitivo y la capacidad de pago de personas y empresas, llevando a un deterioro en la calidad de la cartera de créditos y un incremento en la morosidad. Este fenómeno es particularmente notable en las medianas empresas, cuyas deudas superan los S/ 500.000. Desde junio, con la desaceleración económica, se ha observado un aumento en los ratios de morosidad, especialmente en sectores afectados por el Fenómeno de El Niño y la contracción económica.
La morosidad en las medianas empresas ha experimentado un salto significativo, pasando de aproximadamente el 10% hace un año a 13.6% en setiembre. Sectores como la pesca, construcción y manufactura no primaria se encuentran entre los más afectados. Los bancos están adoptando estrategias para estar más cerca de sus clientes, ofreciendo planes preventivos y reestructuraciones de créditos. Por otro lado, la morosidad en toda la cartera de préstamos del sistema financiero ha aumentado un punto porcentual a 4.5% desde el periodo precovid, con un impacto notable en las tarjetas de crédito y los créditos a mediana empresa.
Las empresas peruanas enfrentan múltiples desafíos, incluyendo el aumento de los costos financieros y la presión inflacionaria sobre insumos y materias primas. Esto ha llevado a una compresión de márgenes operativos y de utilidad, especialmente en empresas orientadas a la demanda interna. Además, las agroexportadoras han sido afectadas por distorsiones climáticas y problemas logísticos. Ante estos desafíos, el MEF ha ampliado el programa Impulso MyPerú de S/ 5,000 millones a S/ 15,000 millones, enfocado en apoyar a las medianas empresas.
El incremento de la morosidad en las medianas empresas es un reflejo de las dificultades económicas más amplias que enfrenta Perú. La situación podría agravarse con fenómenos adicionales como El Niño, lo que requeriría medidas adicionales por parte de las instituciones financieras. A pesar de esto, la SBS asegura que el sistema financiero está preparado para enfrentar estos desafíos, destacando la existencia de colchones de provisiones, utilidades, capital y liquidez. Sin embargo, la contracción del crédito en el sistema financiero, que decreció 1.3% en setiembre comparado con 2022, señala una fase contractiva que podría tener repercusiones más profundas en la economía peruana.