S&P Global Ratings ha realizado una revisión significativa en las calificaciones crediticias soberanas de Bolivia, tanto en moneda local como extranjera, pasando de ‘B’ a ‘CCC’. Esta decisión refleja una serie de problemas económicos que enfrenta el país, incluyendo una disminución en sus exportaciones. Este cambio en la calificación es un indicador de las crecientes preocupaciones sobre la estabilidad económica de Bolivia y su capacidad para manejar sus obligaciones de deuda.
La rebaja de la calificación por parte de S&P se atribuye principalmente a la disminución de las exportaciones bolivianas, un factor crítico para la economía altiplánica. S&P señala que las limitadas reservas internacionales líquidas, los altos déficits fiscales y la falta de transparencia en cuanto a los activos del banco central están incrementando los riesgos asociados al servicio de la deuda. Estos factores combinados han llevado a la agencia a reconsiderar la solvencia crediticia de Bolivia, reflejando una mayor vulnerabilidad en su economía.
La perspectiva negativa de la calificación de S&P sugiere que existe un riesgo significativo de una rebaja adicional en los próximos 12 meses. Esto se debe a la posibilidad de un mayor debilitamiento de la liquidez externa, lo que podría afectar la capacidad del gobierno boliviano para realizar pagos oportunos del servicio de la deuda. En comparación, Moody’s ha fijado la calificación crediticia de Bolivia en Caa1 con una perspectiva negativa, mientras que Fitch reportó su última calificación para Bolivia en B- también con perspectiva negativa. Estas calificaciones de diferentes agencias reflejan una visión generalmente pesimista sobre la economía boliviana.
La rebaja en la calificación crediticia de Bolivia por S&P Global Ratings es un claro indicador de los desafíos económicos que enfrenta el país. Esta situación podría tener implicancias significativas para Bolivia, incluyendo un acceso más restringido a los mercados financieros internacionales y un aumento en el costo de endeudamiento. Además, podría afectar la confianza de los inversores y socios comerciales, lo que a su vez podría tener un impacto negativo en la economía del país. Es crucial que Bolivia aborde estos desafíos, especialmente en términos de mejorar la transparencia fiscal y fortalecer sus reservas internacionales, para restaurar la confianza en su economía y mejorar su calificación crediticia en el futuro.