Con el precio del cobre por el piso, Chile quiere potenciar la explotación de litio, el nuevo petróleo del siglo XXI, utilizado en la elaboración de baterías de celulares y autos, para salvar sus cuentas públicas y reducir su dependencia del mineral rojo.
La presidenta Michelle Bachelet anunció una nueva política para la licitación y exploración del litio, del que Chile tiene más de la mitad (7, 5 millones de toneladas) de los 13 millones de toneladas que constituyen las reservas mundiales de más fácil extracción, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
En un contexto difícil para las materias primas, lastradas sobre todo por la desaceleración de la economía china, el Ejecutivo chileno quiere diversificar sus fuentes de ingresos, muy mermadas por el descalabro del precio del cobre, que se cotiza en torno a los US$ 2, frente a los US$ 4, 5 del 2011 la libra física.
“Nuestra situación económica es la mejor prueba de que no podemos depender de una matriz productiva acotada ni mucho menos limitar la exportación de commodities”, afirmó Bachelet al presentar el plan para explotar el litio, un mineral “estratégico” para la economía cuyo crecimiento para el 2015 se estima en un 2, 0%.
Hasta ahora, las salmueras del desierto de Atacama, en el norte del país, el mayor yacimiento de litio a nivel mundial, son reconocidas como las de mejor calidad y contienen las segundas mayores reservas por detrás del salar de Uyuni, en Bolivia, todavía no explotado.
En el yacimiento también se extraen potasio y boro. Pero las exportaciones de litio, en comparación con otros minerales son prácticamente anecdóticas.
Se estima que el volumen de negocio representó en torno a US$ 2.300 millones – US$ 2.800 millones en el 2014, aunque su potencial es creciente dado que está llamado a convertirse en la energía del futuro.
El gobierno chileno estima que la demanda de litio crecerá de las 95.000 toneladas al año actuales a las 250.000 tonaleadas para el 2020, teniendo en cuenta el progresivo uso de los vehículos eléctricos, necesitados de baterías de alta capacidad para almacenar energía.
Asimismo, agregó que la extracción de litio es un ejercicio delicado para la conservación de los acuíferos y del entorno.
“Los salares constituyen ecosistemas naturales dinámicos, de gran complejidad y fragilidad”, advierten los expertos que han elaborado un informe de un centenar de páginas que ha servido al gobierno de Bachelet para elaborar su política.
Y es que el comportamiento hidrogeológico de las salmueras del acuífero contiguas puede verse afectado, sin contar con que la propia extracción de salmueras puede afectar la disponibilidad de recursos hídricos del entorno.
Los aproximadamente 50 salares conocidos en el norte del país, que se suman a los que se sitúan en Bolivia, otro país con reservas importantes de este mineral, contienen en sus salmueras sodio, potasio, litio, magnesio, calcio, cloruros, sulfatos y boratos.
A diferencia de Australia, Brasil, Zimbabue, que producen litio mineral, Chile, así como Argentina y Estados Unidos, produce carbonato de litio, más fácil y barato de extraer, mientras que China produce ambos tipos.
La cotización del litio tiene su propia dinámica. A diferencia de otros minerales y commodities, no se cotiza en bolsa y el precio es el resultado de las negociaciones directas entre productor y cliente.
Actualmente, el carbonato de litio se sitúa en torno a US$ 5.500 – US$ 6.000 la tonelada, mientras que el grado batería ronda los US$ 6.200 a US$ 7.000 la tonelada.
La mayor parte de la producción de litio proviene de cuatro grandes empresas: Talison en Australia, FMC en Argentina y Rockwood en Estados Unidos y Chile, donde la mayor es SQM, una empresa que hasta el año pasado dirigió Julio Ponce, ex yerno del dictador Pinochet y que está acusado de evasión de impuestos.