China: perspectiva de calificación crediticia bajó de estable a negativa

Moody’s, una de las principales agencias de calificación crediticia, ha confirmado la calificación crediticia de China en A1 el 5 de diciembre de 2023. Sin embargo, ha cambiado su perspectiva de «estable» a «negativa». Esta revisión refleja una serie de desafíos económicos y financieros que enfrenta China, entre ellos, el menor crecimiento económico sostenido a mediano plazo y las tensiones en el sector inmobiliario.

Detalles clave o desarrollos principales: La revisión de Moody’s subraya dos preocupaciones principales. Primero, la ralentización del crecimiento económico de China, que Moody’s proyecta en un 4,0% anual para 2024 y 2025, es una señal de desafíos estructurales a largo plazo. Segundo, la reestructuración en curso del sector inmobiliario chino, un sector clave para la economía, está generando incertidumbre. Además, la asistencia financiera a gobiernos regionales y locales, así como a empresas estatales financieramente tensas, representa un riesgo significativo para la salud fiscal y la estabilidad económica del país.

Información adicional relevante o perspectivas: En contraste con la perspectiva de Moody’s, otras agencias de calificación mantienen una visión más estable sobre China. Standard & Poor’s califica a China en A+ con perspectiva estable, al igual que Fitch, mientras que DBRS reporta una calificación de A con perspectiva estable. Estas diferencias en las perspectivas reflejan variadas interpretaciones de los riesgos y oportunidades en la economía china.

Análisis de las implicancias de la noticia: La revisión de Moody’s a una perspectiva negativa indica una preocupación creciente sobre la sostenibilidad fiscal y económica de China. A pesar de mantener una calificación alta, la agencia señala riesgos clave, como la dependencia del sector inmobiliario y la creciente carga financiera en gobiernos locales y empresas estatales. Esto podría afectar la confianza de los inversores y las condiciones de crédito en China, lo que tendría repercusiones en los mercados financieros globales, dada la importancia de China en la economía mundial.