Cinco razones para no considerar la aplicación de un impuesto al “streaming”

La SUNAT ha revelado que evalúa gravar con impuestos adicionales los servicios de streaming, denominando a esta iniciativa como la “Tasa Netflix”. Aunque la idea detrás de implementar un impuesto específico puede ser aceptable desde la lógica de buscar una distribución más equitativa de la carga tributaria y asegurar que las empresas digitales contribuyan justamente a la economía local, existen argumentos válidos para cuestionar su viabilidad y efectividad pues podría acarrear varias implicaciones tributarias y económicas. A continuación, MAXIMIXE expone cinco razones por las cuales gravar a los servicios de streaming podría ser contraproducente para la economía:

  1. Disminución del consumo: Imponer un impuesto adicional a los servicios de streaming puede llevar a un aumento en el precio para el consumidor final. Esto podría resultar en una disminución del consumo de estos servicios, afectando negativamente a la industria del entretenimiento digital y reduciendo los ingresos tributarios proyectados.
  2. Evasión y elusión fiscal: La implementación de impuestos a servicios digitales podría incentivar prácticas de evasión o elusión fiscal por parte de las empresas y consumidores. Por ejemplo, los usuarios podrían recurrir a VPNs para acceder a servicios desde jurisdicciones con tasas impositivas más bajas, o las empresas podrían reestructurar sus operaciones para minimizar sus obligaciones tributarias.
  3. Impacto en la competitividad: Gravar servicios específicos como Netflix puede afectar la competitividad del mercado digital. Empresas locales que compiten en el mismo espacio podrían verse desfavorecidas si la carga tributaria no se aplica de manera uniforme. Además, podría disuadir a nuevas empresas y startups de ingresar al mercado peruano.
  4. Complejidad administrativa: Implementar y administrar un sistema tributario para gravar servicios digitales internacionales puede ser complejo y costoso. Esto incluye desafíos relacionados con la identificación de transacciones sujetas a impuestos, la recaudación efectiva y el seguimiento de los pagos. Estas complicaciones podrían superar los beneficios fiscales esperados.
  5. Posible doble imposición: Existe el riesgo de que los consumidores terminen enfrentando una doble imposición si los servicios digitales ya están gravados en su país de origen. Además, en un contexto global, la coordinación entre jurisdicciones para evitar la doble imposición puede ser difícil, lo que podría llevar a una carga tributaria excesiva para las empresas y, por ende, para los consumidores.