En un reciente repunte, los futuros del cobre se aproximaron a la marca de US$ 3,7 por libra, tras rebotar desde el mínimo de seis meses de US$ 3,5 alcanzado el 24 de mayo. Este incremento se debe a las crecientes preocupaciones sobre el suministro del metal y las expectativas de estímulo gubernamental, que han superado la evidencia de una disminución en la actividad de compras. Los actores clave del mercado han expresado su preocupación acerca de la capacidad insuficiente de la oferta de cobre para satisfacer las expectativas de la demanda a largo plazo, dado que el cobre es una materia prima fundamental para la transición hacia fuentes de energía renovable.
Un factor relevante que ha impulsado los precios del cobre es la reducción de los inventarios tanto en la Bolsa de Futuros de Shanghai como en la Bolsa de Metales de Londres. En mayo, los inventarios de cobre en la Bolsa de Futuros de Shanghai disminuyeron a menos de 135 mil toneladas, el nivel más bajo registrado en lo que va del año. Por otro lado, en la Bolsa de Metales de Londres, los inventarios de cobre se situaron por debajo de las 60 mil toneladas, alcanzando su nivel más bajo desde 2005. Estos descensos en los inventarios contribuyen a las preocupaciones sobre la oferta insuficiente de cobre en el mercado.
Adicionalmente, las perspectivas de producción de cobre en Chile, uno de los principales productores del mundo, también han generado inquietud en el mercado. Se estima que la producción de cobre en el país sudamericano sufrirá una caída de hasta un 7% este año, como continuación de la disminución del 10,6% experimentada en 2022. Estos pronósticos de reducción en la producción de cobre en Chile acentúan las preocupaciones sobre el suministro global del metal y refuerzan la percepción de escasez en el mercado.