MAXIMIXE proyecta un crecimiento del PBI de 2,7% en un escenario sin elecciones adelantadas y con amplificación de la guerra comercial a Japón, Alemania, etc. En un escenario con elecciones adelantadas el PBI crecería sólo 2,4%. Si las elecciones adelantadas fueran precedidas por el cierre del Congreso y una vacancia presidencial como respuesta, el PBI podría debilitarse aún más, a un nivel en torno al 2%. Sin embargo, sería muy difícil que al cierre de 2019 el PBI muestre una tasa negativa, puesto que el arrastre estadístico del año previo es de 1,6%. A mayor crisis política el año 2020 puede hundirse en el estancamiento y un riesgo de recesión alto.
Sin embargo, hasta ahora los factores externos han venido pesando más en la desaceleración económica en curso, aunque conforme la crisis política se agudice, ésta puede volverse preponderante.
Los economistas pueden ser catalogados en tres grupos: pesimistas, optimistas y mesurados. El sesgo al pesimismo y al optimismo deviene de no contar con modelos predictivos robustos, lo que da espacio a la ideologización de los juicios de valor.
Por ejemplo, en la coyuntura de agosto, economistas militantes o simpatizantes del fujimorismo, se jactaron diciendo: “ya ven, yo tenía razón y me adelanté al pesimismo que hoy los demás economistas comienzan a asumir como seguidores míos”.
Lo cierto es que ese pesimismo catastrofista era prematuro, porque el pánico rondó en Wall Street y todas las bolsas del mundo recién en la primera semana de agosto, después de que Donald Trump declaró una guerra comercial total contra China, al anunciar nuevos aranceles para productos chinos por valor de US$ 300.000 millones, ocasionando que la potencia asiática respondiera dejando que el yuang se devalúe cruzando la barrera psicológica de los 7 yuanes por dólar, bajo la amenaza de que las compras de bonos del tesoro de EEUU por parte de China, del orden de US$ 1,1 miles de millones, podrían ser congelados.
La crisis afectó las perspectivas de crecimiento de China y EEUU, generando una caída de precios de los commodities, con desmoronamiento del precio del cobre. Como corolario de este entorno más volátil, las proyecciones de crecimiento para 2019 se ajustaron a la baja, para la economía mundial de 3,4% a 3,2%, para China de 6,2% a 6,1% y para América Latina de 1,9% a 1%,
En consecuencia, los bancos centrales flexibilizaron sus políticas monetarias, con la FED reduciendo su tasa referencial por primera vez en 11 años. Entre julio y agosto, más de 15 bancos centrales redujeron su tasa referencial, mientras que las políticas fiscales expansivas volvieron a la moda, aunque sin revertir la creciente percepción de riesgo de recesión mundial para 2020.
Este súbito deterioro del escenario global coincidió con la paralización del proyecto minero Tía María y su contagio a Quellaveco, lo que obligó a revisar a la baja las proyecciones de crecimiento para Perú.
Desde ya se sabía que el crecimiento del PBI en el primer semestre había sido mediocre (1,7%), con una contracción del PBI primario de 3,1%, la mayor caída de los últimos 5 años, compensado por una expansión del PBI no primario de 3,3%.
Sin embargo, ante el deterioro evidente de las expectativas de crecimiento de todos los agentes económicos, el Ministerio de Economía tuvo que apurarse en revisar su Marco Macroeconómico Multianual, ajustando su proyección de crecimiento para 2019 de 4,2% a 3%.
Lamentablemente la economía peruana sigue siendo especialmente vulnerable a un eventual desplome de los precios de las materias primas. Definitivamente nos iría mejor si fuéramos menos dependientes de la exportación de materias primas y tuviéramos una economía más diversificada. Sin embargo, gobierno tras gobierno no se ha hecho nada para cambiar esta situación.
La peor manera de apostar por una diversificación productiva es torpedear las inversiones en los sectores primarios, porque para diversificar se requiere un apalancamiento de recursos que sólo pueden provenir de esos sectores. Se requiere más inversión responsable ambientalmente en esos sectores, a la par que se combate la minería ilegal y la tala ilegal ‘legalizada’ fraudulentamente por el sector Agricultura. Se requiere luchar contra la corrupción en el Legislativo y, sobre todo, en el Ejecutivo.