La economía China se ralentizó en el tercer trimestre del presente año, registrando un crecimiento de solo 4,9% en relación al mismo periodo de 2020. Este ritmo de crecimiento es más lento de lo previsto y representa una desaceleración desde el avance de 7,9% que registró en el segundo trimestre. Las principales razones son los problemas del sector inmobiliario generado por el caso Evergrande y la crisis de suministro energético. En primer lugar, el problema inmobiliario con una deuda de más de US$ 300.000 millones ha reducido las inversiones en nuevas construcciones o ventas de viviendas, mientras que la escasez de energía se debe a problemas en el suministro de carbón, provocando el racionamiento en algunas importantes zonas de producción.
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