Un artículo de The Washington Post subraya que los impactos en salud y clima por la falta de sostenibilidad del sistema alimentario de EE. UU triplican el valor del consumo de alimentos.
Más allá de reiterar la prioridad del rol productivo agropecuario, forestal y acuícola/pesquero para la inserción del Perú en la producción global, no debe olvidarse que la asombrosa diversidad y variabilidad del mundo natural nacional constituyen la base más sólida (tanto por su diversidad como su unicidad, siguiendo el esquema del profesor Ricardo Hausmann) para la diversificación productiva nacional con potencial para atender industrias más allá de la comida.
Y siendo el sistema alimentario el escenario en donde concurren muchas de las variables que darán pie a los nuevos desarrollos en farmacéutica, cosmética, de los nuevos materiales, entre otras industrias, conviene dedicarle atención a su insostenibilidad. El costo de mantener un sistema alimentario no sostenible como el que actualmente Perú detenta, genera graves impactos para la salud, clima y la equidad social (sobresale la pobreza de la agricultura familiar de subsistencia, sobre todo en sierra, la ‘nutricia’, como acostumbraba llamarla el recordado periodista Reynaldo Trinidad Ardiles, fundador de ‘Agronoticias’).
Por eso resulta muy importante estar al tanto de lo que ocurre en los Estados Unidos de América, citando al diario The Washington Post (Julio 16, 2021) donde la periodista Laura Reiley destaca que las consecuencias para la salud y el clima de la falta de sostenibilidad del vigente sistema alimentario de los EE. UU cuesta tres veces más que los alimentos en sí. Estos alcances clave provienen de un informe publicado el jueves por la Fundación Rockefeller, importante organización privada que financia la investigación médica y agrícola a nivel internacional.
La autora de la nota enfatiza que -según el citado estudio- el verdadero costo de los alimentos es más alto de lo que se cree. Como se sabe EE. UU gasta 1,1 trillones de dólares al año en alimentos (un trillón en EE. UU es un millón de millones, una cifra con doce ceros). Pero si se le suman los impactos negativos de su sistema alimentario en diferentes esferas de esa sociedad, incluidos el aumento de los costos de atención médica, los daños del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, el costo total es tres veces mayor. El reporte proporciona una hoja de ruta para crear un sistema alimentario sostenible posterior a la pandemia del Covid 19 con mayor equidad, menos impactos climáticos adversos y mejores resultados en salud pública.
Por eso es urgente dedicar atención a los elementos más críticos del sistema alimentario peruano. Para comenzar revisemos la integralidad del concepto de sistema alimentario, que reúne todos los elementos (personas, medio ambiente, insumos, procesos, infraestructuras, instituciones, etc.) y actividades que se relacionan con la producción, procesamiento, distribución, preparación, consumo de alimentos y la disposición de sus residuos. Asimismo, incluye los productos de estas actividades, incluidos los resultados socioeconómicos y ambientales. De otro lado, un sistema alimentario sostenible es el (sistema) que garantiza la seguridad alimentaria y la nutrición para todos de tal manera que no se comprometan las bases económicas, sociales y ambientales para generar el bienestar alimentario y nutricional de las generaciones futuras’.
Es clave concebir esta compleja red de actores, territorios, culturas y marcos normativos, establecer el nivel de urgencia de los cambios y priorizar aquellos que permitan resultados a muy corto y corto plazo. De ese modo se podrá mejorar la alimentación nacional (en especial a quienes sufren el flagelo del hambre), fortaleciendo el sistema inmune (para una alimentación saludable se requiere recuperar los estilos de alimentación perdidos no hace muchas generaciones) y reduciendo los niveles de anemia, desnutrición y obesidad, la paradoja de nuestros tiempos. Es perentorio pensar de esta manera porque no se sabe cuándo se podrá recibir (ojalá no ocurra) un nuevo ataque pandémico.
El concepto de ‘sistema alimentario’ es fundamental para afrontar el reto de mantener viable el planeta y por añadidura, la calidad de vida de la especie humana. Preparar su resiliencia para las pruebas que trae consigo el ‘mundo de ciudades’ en que se ha convertido la actual vida en sociedad. Estas aglomeraciones humanas han demostrado ser muy vulnerables en estos trágicos tiempos de Covid 19 en medio de hambre, colapso del empleo y pérdida masiva de vidas.
Por eso es de suma importancia que las Naciones Unidas se encuentren alentando unos ‘Diálogos Nacionales’ en los países de los cinco continentes para revisar la situación de la alimentación y la red compleja en que se entrelazan alimentación, salud, medio ambiente, centros urbanos, biodiversidad, recursos naturales y bienestar, entre otros elementos de una realidad que tiene que ser refundada.