El consumo privado

La Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), elaborada por el INEI, es la encuesta más completa sobre tendencias de la distribución del consumo que se elabora en el país. La ENAHO acompaña a lo largo de los años el comportamiento de más de 12,000 viviendas distribuidas por todo el país. En el 2016, la muestra programada a nivel nacional fue de 38,386 viviendas, de las cuales el 68.7 % de las viviendas (23,362 viviendas) lo constituyó la muestra no panel y el 31.3 % la muestra panel (12,024 viviendas).

Recientemente el INEI ha publicado una reseña histórica de los resultados de la ENAHO que comprende el período 2007 – 2016. Existen datos de la ENAHO previos al 2007 pero no son estrictamente comparables debido a que sus metodologías son diferentes.  En esta entrega analizamos las tendencias de las principales 12 categorías del consumo que corresponden a los principales componentes del Índice de Precios del Consumidor (IPC).

En el Gráfico 1 se presentan las evoluciones de las participaciones de las 12 categorías del consumo privado para el período 2007 – 2016. Observamos que las seis primeras categorías (01 Alimentos y bebidas; 02 Bebidas alcohólicas y tabaco; 03 Prendas de vestir y calzado; 04  Alojamiento, agua, electricidad y gas; 05 Muebles, artículos para el hogar; y 06 Salud), muestran una tendencia decreciente. Es decir, el consumidor peruano ha venido consumiendo proporcionalmente menos de estas seis categorías que en las otras seis que han aumentado su participación.

La categoría 01, Alimentos y bebidas no alcohólicas, es la que más puntos ha perdido (de 25 % en 2009 ha pasado a 22.1 % en el 2016).  Esta disminución ha venido acompañada por un aumento proporcional del consumo en la categoría 11 Restaurantes y Hoteles. Este comportamiento nos dice que el consumidor promedio está consumiendo menos alimentos en casa y más en alimentos fuera del hogar (restaurantes).

Por su parte, la disminución de la categoría 02, Bebidas alcohólicas y tabaco, estaría revelando la disminución del consumo en cigarrillos. Lo anterior podría indicar que las campañas antitabaquismo, asociadas a la lucha contra el cáncer, están dando resultado.

La disminución de la categoría 03, Prendas de vestir y calzado, es preocupante ya que se esperaría un aumento de la participación de esta categoría como consecuencia del incremento del ingreso per-cápita del consumidor promedio peruano. Una posible explicación de la caída de la participación de esta categoría podría ser la presencia masiva de importaciones asiáticas y de contrabando de estas prendas. El precio artificialmente bajo de estas prendas producto del “damping predatorio” y el contrabando en perjuicio de la industria local podría explicar la tendencia decreciente de la participación en el consumo privado total de esta categoría.

La evolución de la participación de la categoría 04, Alojamiento, agua, electricidad y gas, revela un cambio de tendencia a partir del 2013. Hasta ese año, la tendencia decreciente de la participación de esta categoría fue consecuencia de la disminución de los precios de electricidad, gas y petróleo. A partir del 2013, su participación ha comenzado a crecer como consecuencia de un aumento moderado de los precios de petróleo y gas y una errada política eléctrica que ha venido incrementando los precios de las tarifas de electricidad por encima de la inflación.

En el caso del consumo en la categoría 05, Muebles y artefactos del hogar, su participación viene decreciendo como consecuencia de la tendencia decreciente de los precios de los muebles y especialmente de los artefactos para el hogar (televisores, lavadoras, refrigeradoras, etc.). Esta tendencia debe continuar en los próximos años.

La tendencia decreciente de la participación de la categoría 06, Salud, se explica por el aumento de la cobertura del sistema de salud pública que no incide en el bolsillo del consumidor. Los gastos que provienen del bolsillo del consumidor en salud han venido proporcionalmente disminuyendo, aunque se observa que esta tendencia se ha revertido en el 2016.

Los gastos en la categoría 07, Transporte, registraron un aumento hasta el año 2012 como consecuencia del incremento de los precios internacionales del petróleo. A partir de 2013, la participación del consumo en esta categoría se ha estancado como consecuencia del estancamiento de los precios del petróleo. Se espera que esta participación vuelva a crecer en los próximos años como consecuencia del incremento de los precios que Petroperú estará obligado a realizar para financiar la nueva refinería de Talara.

La participación de la categoría de consumo 08, Comunicaciones (uso de teléfonos celulares), vino decreciendo ligeramente hasta el 2011 como consecuencia de la reducción de las tarifas promedio. Sin embargo, la alta penetración del servicio de telefonía celular, especialmente en los estratos más pobres de la población, ha motivado que su participación se incremente significativamente en los últimos años.

En el caso de la participación de la categoría 09, Recreación y cultura, esta venía creciendo hasta el 2013, pero a partir del 2014 ha registrado un significativo retroceso. Este comportamiento nos indica que la crisis económica ha golpeado fuerte a esta categoría. En épocas de crisis los consumidores cortan sus gastos en el consumo de categorías no esenciales como es el caso de recreación y cultura.

El crecimiento de la categoría 10, Enseñanza, nos revela que los esfuerzos por mejorar la educación pública no están teniendo los efectos deseados. El consumidor promedio prefiere la enseñanza privada pagada que enviar a sus hijos a las escuelas públicas gratuitas. El incremento de las mensualidades de la enseñanza privada también juega un papel importante en el crecimiento de esta categoría.

La importancia de los resultados de la ENAHO es indudable, tanto para el sector público como para el privado. Los diferentes sectores de la administración pública deberían tomarlos en cuenta en la definición de sus políticas sectoriales. La labor del INEI en la elaboración de la ENAHO es encomiable. La importancia de la ENAHO no solo se limita a definir los patrones del consumo sino también a medir los niveles de pobreza monetaria y la distribución del ingreso entre los diferentes estratos económicos.