La semana pasada revisamos la atípica correlación positiva entre la cotización del oro y los índices de las principales bolsas de valores. En esta ocasión vamos a analizar que está pasando con las cotizaciones de los metales industriales. A diferencia del oro, la evolución de los precios de los metales industriales está más ligada al devenir de la actividad económica global que a los niveles de incertidumbre geopolítica, y como la primera se encuentra en retroceso, la consecuencia obvia debería ser una aguda tendencia a la baja.
Sin embargo, los precios de la mayoría de los metales industriales han estado presionados al alza como consecuencia del temor a un fuerte descenso de la producción metálica de los principales países productores (Chile, Perú, Brasil y México) por el creciente número de contagios en dichos países.
El aumento en el número de casos en los países mineros latinoamericanos ha aumentado el nerviosismo por la posibilidad que el shock negativo de oferta sobrepase las expectativas de contracción de la demanda. Esto se ha hecho particularmente relevante en el cobre que, desde su precio mínimo de 2020 marcado el 23 de marzo, ha subido 41%, mientras que respecto al cierre de 2019 muestra un aumento en lo que va del año de 6%, alcanzando un nivel máximo el 13 de julio de US$ 6.545 la TM, valor no visto desde 2018.
El nerviosismo ante la posibilidad de menor oferta cuprífera no es desmesurado. La compañía Codelco de Chile anunció que suspenderá sus operaciones para tratar de proteger a sus trabajadores, ya que se dice que alrededor de 3 mil de ellos han sido infectados por el virus. Aquí en Perú las operaciones aún no se reanudan completamente y en México las operaciones mineras estuvieron detenidas de abril a junio. Por si fuera poco, los trabajadores de dos minas en Chile están a punto de iniciar una huelga por los bajos salarios.
El mercado teme que los esfuerzos para limitar la propagación del virus tengan un efecto considerable sobre la producción del metal rojo, teniendo como resultado una reducción significativa en su producción. Con ello el cobre podría estar entrando en una burbuja especulativa, la cual podría romperse como consecuencia de una demanda en franca contracción y que probablemente tardará años en recuperarse.
El cobre es el ejemplo más palpable en lo que se refiere a la preocupación sobre la oferta, pero otros metales como el níquel tienen un comportamiento similar pues sus principales productores son Brasil y Rusia, países muy afectados por el nuevo coronavirus. El níquel muestra un incremento de 26% respecto al mínimo alcanzado en el año y una contracción de sólo 3% respecto al cierre de 2019.
La excepción está dada por el acero, pues no ha mostrado incrementos significativos en su precio e inclusive se ha desligado de la correlación que mantenía con otros metales industriales. El acero se ha comportado de manera distinta debido a que China es el principal productor y también el principal consumidor, por lo que ha quedado al margen de las preocupaciones sobre el efecto Covid-19 sobre la producción, mostrando su precio una caída en lo que va del año de 18%.