Durante el primer semestre del 2014 las ventas de cosméticos e higiene personal perdieron dinamismo (1, 6% de crec.) producto de la desaceleración económica reflejada en los menores ingresos disponibles de los consumidores. En esa línea, se registraron disminuciones en las ventas de maquillaje (-7, 4%) y tratamiento facial (-3, 7%); que fueron atenuadas por el incremento en la comercialización de los rubros capilares (8, 6%) e higiene personal (5, 7%). Por otro lado, el sistema de venta por retail (tiendas por departamento y supermercados), pasó de tener una participación de 47% en el 2013 a 49% en el primer semestre del 2014 en desmedro de las ventas directas (por catálogo). Entre enero y julio del 2014, las importaciones cayeron 1, 1% respecto a similar período del 2013 ante las menores compras de perfumes y aguas de tocador por parte de Unique, Perfumerías Unidas y Productos Avon a países como Colombia, Francia y Ecuador.
Para el cierre del 2014 se estima que las importaciones de cosméticos alcancen un valor de US$ 146, 1 millones, equivalente a 10, 5 miles de TM (retroceso interanual de 1, 2%), debido al menor dinamismo en las ventas locales de cosméticos (principalmente de fragancias y maquillaje) y la aplicación de la política de menor importación por parte de las principales empresas productoras con el objetivo de rentabilizar sus inventarios ante un contexto de desaceleración económica. No obstante, para el 2015 las importaciones se recuperarían y crecerían 1, 2% (US$ 147, 8 millones). Entre las principales oportunidades que benefician al mercado se tiene: i) la mayor demanda de cosméticos por parte de las regiones, ii) los cambios en los hábitos de consumo (preferencia por productos sofisticados y de mejor calidad), y iii) el interés por productos naturales (demanda productos como champús y jabones a base de miel, aloe vera y avena). Por el contrario, el crecimiento de la industria está limitado por la burocracia y los obstáculos en los permisos y registros sanitarios. De hecho, los trámites para lanzar nuevos productos al mercado pueden demorar más de un año. Se estima que los atrasos en estos procedimientos tendrían un impacto negativo, valorizado entre US$ 15 millones y US$ 20 millones considerando las inversiones no ejecutadas, los empleos no generados y las investigaciones y tecnologías no desarrolladas.