Más allá del Plan Estratégico Sectorial Multianual elaborado durante el corto periodo de Kurt Burneo frente al Ministerio de la Producción, no se ha hecho nada por cumplir las promesas electorales descritas en el Plan de Gobierno de Gana Perú.
Los sucesores de Burneo ignoraron el Plan Estratégico, el Plan de Gobierno, impusieron su propia agenda basada en nada y descuidaron los temas de fondo.
Hoy llegamos al momento en el cual nuevamente el sector se maneja a través de lobbys, llamadas telefónicas, correos electrónicos o relaciones. Todo matizado con impactantes entrevistas, anuncios, conferencias y empleo de los medios en defensa del crecimiento de la industria en beneficio del incremento del PBI a toda costa. Sin dejar de lado la creación de miedos en la población a la que se asusta haciéndole creer que la menor pesca de anchoveta es determinante y grave en la reducción del PBI.
Por lo menos hasta Gladys Triveño los lobistas no tuvieron mayor éxito que la atención prestada por los medios. Ahora parece que se vuelve al antiguo y tradicional método de manejo del sector.
La natural inclinación del Titular del Pliego Producción no es precisamente hacia la pesca, de la cual no conoce lo suficiente, sino hacia la industria donde se siente más cómodo, habiéndose posicionado acertadamente en el equipo de gobierno merced a su Plan Nacional de Diversificación Productiva.
Más allá de las bondades o no de dicho plan, lo real es que la pesca no está dentro de las prioridades de esta administración ni de Palacio de Gobierno.
Las primeras declaraciones del nuevo Ministro indicaron que continuaría con la voluntad de reformar el sector, pero era previsible que no resistiría con éxito la contraofensiva del poder fáctico y su poder de manipulación. No tuvo ni tiene claro el problema estructural del sector y real voluntad y decisión para atenderlo. Su prioridad está en Industria y Pymes, donde debe sentirse más cómodo dado que son áreas más afines con su perfil, que la pesca, de la cual no tiene mayor experiencia ni conocimiento. Tal cual lo dijo la Revista Pesca en su editorial de abril, está ocurriendo.
La aparición de una nueva oligarquía peruana basada en la asignación de derechos de propiedad sobre la anchoveta y su capacidad para imponer ministros, nos amenaza con una vuelta al tradicional manejo de una oligarquía que manipula al Estado conservando su poder económico intacto, pero ejerciendo el poder político de manera indirecta por intermedio de operadores de todo nivel. Para ellos, el país y el bienestar de todos sus ciudadanos no tiene importancia. Lo que les interesa es el dinero; pero sobre todo el “poder”.
En la historia de la pesquería peruana, ninguna administración o partido político ha tenido voluntad para prestar atención a la problemática pesquera, dejando su manejo a los propios administrados a través de múltiples mecanismos de intervención y manipulación. El actual gobierno, que al comienzo creó la sensación de que iba a ser diferente, finalmente ha demostrado ser más de lo mismo.
Lo realmente lamentable es que la ciudadanía peruana sea pasiva e indiferente y no tenga una presencia adecuada para responder a la manipulación de la industria ni para defender sus derechos en cuanto a la explotación racional de los recursos pesqueros y una justa participación en la renta económica que genera.