El Congreso esta semana aprobó con ciertas modificaciones la ley para la Reconstrucción Nacional con Cambios (RCC). La ley aprobada no explicita “el plan” de reconstrucción, sino que plantea que éste sea elaborado por “la Autoridad” para la reconstrucción con cambios (ARCC) y aprobado por el Consejo de Ministros. De acuerdo a las declaraciones del presidente de la república, el plan no debe contemplar simplemente la reconstrucción de la infraestructura destruida sino mirar al futuro para que los impactos de los fenómenos de El Niño no se repitan. Es decir, que el desastre del fenómeno de El Niño Costero no debe ser visto como una tragedia sino como una oportunidad para construir un país moderno.
Lamentablemente, las necesidades apremiantes de la reconstrucción han motivado que el Congreso otorgue al ejecutivo carta blanca para la elaboración del plan que en principio debería requerir de un debate nacional ya que se está definiendo lo que será el país en los próximos 30 o 50 años. En esta entrega presentamos algunos aportes para que el plan no sea meramente un listado de la infraestructura a reponer, sino que sea un plan para construir un país moderno.
Los mayores daños causados por el Niño Costero se han dado en la infraestructura de riego del sector agricultura. Miles de bocatomas, canales, diques, reservorios, acequias y compuertas han sido destruidas. La no reparación oportuna de esta infraestructura impedirá la distribución del agua a las parcelas irrigadas y por lo tanto imposibilitará las cosechas futuras. También sabemos que el sector agropecuario ostenta la productividad más baja de todos los sectores de la economía.
Una forma de medir la productividad de un sector es la productividad laboral que nos dice cuantos miles de soles produce un trabajador (PBI/número de trabajadores). En el Gráfico 1 se presenta la evolución de las productividades laborales de los sectores agricultura y minería. Constatamos que si bien la productividad del agro ha venido incrementándose aún es 50 veces menor que la productividad del sector minero.
¿A qué se debe esta abismal diferencia en las productividades de los sectores agropecuario y minero? Las principales causas son la falta de inversión y la falta de educación en el sector agropecuario. El sector minero hace uso intensivo del capital posibilitando una alta productividad del factor trabajo. El sector agricultura no ha realizado inversiones masivas para mejorar el capital existente. El uso de la micro irrigación es incipiente y se da mayormente en los nuevos proyectos de irrigación (Chavimochic, Olmos, etc.). La gran mayoría de la tierra agrícola que no depende de la lluvia aún utiliza la técnica de inundación como método de riego. Las mejoras en productividad registradas en los últimos 20 años por el sector agropecuario se han debido mayormente a la incorporación de nuevas tierras con técnicas avanzadas de irrigación y a tímidas actividades de extensión agropecuaria traducidos en programas como Sierra Productiva y Sierra Exportadora.
Lo que el Perú requiere es una verdadera Revolución Verde que eleve la productividad laboral del sector agropecuario de los actuales 6.700 a 67.000 S/ de 2007. ¿Cómo hacer una realidad un aumento de 10 veces de la productividad? La solución pasa por un cambio radical de los sistemas de distribución de agua en cada una de las 159 cuencas con las que cuenta el país. Este cambio radical debe permitir aumentar la frontera agrícola, masificar la forestación de las zonas altas de las cuencas y promover la generalización del uso de la micro irrigación.
El actual sistema de distribución consistente en reservorios, bocatomas, compuertas, canales y acequias sumados al sistema de riego por inundación tiene una eficiencia inferior al 35%. Es decir, por cada 100 litros de agua disponible en el origen de la cuenca sólo se llegan a aprovechar efectivamente 35 litros o menos. La ineficiencia ocurre por la evaporación del agua en los canales de distribución, por las pérdidas por filtraciones en los canales (especialmente los canales que no son revestidos de cemento) y por la ineficiencia del método de riego por inundación comparado con técnicas de micro riego (aspersión, riego por goteo, etc.). Hay que adicionar las perdidas asociadas a este sistema de distribución como son el robo frecuente del agua, la no disponibilidad continua del agua (asignación por horas), pérdida de tierra agrícola para los canales, necesidad de puentes para tránsito, etc.
Todo lo anterior se podría solucionar utilizando un sistema de tuberías de plástico de alta densidad (HDPE, por sus siglas en inglés) bajo tierra, que posibilitarían un uso racional y eficiente del recurso escaso como es el agua. Los resultados que se tienen de países que utilizan este método de distribución como Israel, India, EUA, Canadá y muchos países árabes, indican que si el sistema de distribución por tuberías es utilizado en conjunción con el sistema de micro irrigación la eficiencia del sistema es superior al 80%. En otras palabras, la introducción del sistema de distribución por tuberías permitiría teóricamente más que duplicar la frontera agrícola.
Los sistemas de distribución de agua por tuberías (PDS, por sus siglas en inglés) además de ser más eficientes, permiten distribuir el agua al usuario final en forma presurizada abaratando la instalación de los sistemas de micro irrigación y reducen significativamente los robos y garantizan una disponibilidad a presión constante las 24 horas del día. El uso de válvulas de control y sensores controlados por telemetría facilitan la administración racional del uso del agua en toda la cuenca no sólo para fines agrícolas sino para otros fines. Su instalación es rápida y se presta para la creación de concesiones por cuenca de los recursos hídricos.
El desastre causado por el fenómeno de El Niño Costero en la infraestructura agropecuaria presenta una oportunidad única para transformar un sistema de distribución de agua obsoleto, como es el de distribución por canales e irrigación por inundación, por una de mayor eficiencia y fácil administración como es el sistema de distribución por tuberías y micro irrigación.
La introducción de un sistema de tuberías conjuntamente con una política masiva de forestación de las zonas altas de las cuencas y uso de micro irrigación permitiría un crecimiento anual del PBI agropecuario de 15% anual por un periodo de 20 a 30 años. El crecimiento del PBI agropecuario y su impacto indirecto en la economía permitiría agregar entre 1 a 2 puntos porcentuales el crecimiento anual del PBI total.
Corresponde a la ARCC la elaboración del plan de reconstrucción en coordinación con las regiones, gobiernos locales y los ministerios de Economía y Finanzas, Transportes y Comunicaciones, Agricultura y Riego y Vivienda, Construcción y Saneamiento. Esperemos que en la elaboración del plan no primen los intereses sectoriales y que prime el criterio técnico por cuenca en el que el uso racional y eficiente del agua sea el objetivo que permita convertir el actual sector agropecuario en un sector moderno y motor de la economía en el que el impacto de los fenómenos de El Niño sea una cosa del pasado.