El Sistema Alimentario: Comercio de alimentos, ciudades del siglo XXI, distribución del XIX

El sistema de comercialización que permite el flujo de los alimentos de las zonas de producción hasta los centros de consumo es un subsistema fundamental del sistema alimentario nacional. Y continuando con la reflexión sobre el desafío del abasto al mercado interno, el reto se complica con la heterogeneidad, la diversidad geográfica y cultural peruanas, que son fortalezas que fácilmente se han convertido en amenazas para la sostenibilidad del sistema. 
Precisamente, es en comercialización y gestión de negocios donde se origina esta asimetría entre los actores del subsistema: productores agrarios, acopiadores, transportistas, comerciantes mayoristas y minoristas. Y desde luego, los consumidores, que analizaremos al final de esta serie de artículos. Todo esto perjudica al sistema en su conjunto porque le hace perder eficiencia y competitividad distrayéndolo de las verdaderas vetas que están en las demandas florecientes; y que en el tráfago de las mermas y desinformación se pierden oportunidades de beneficio mutuo. Veamos punto por punto:
1) Mientras en la producción agropecuaria se ha conseguido muchos avances, no tanto por mayores rendimientos (productividad) sino por el aumento de áreas de sembrío o mayor crianza, es en la gestión empresarial donde se desperdician muchas posibilidades de ir más lejos. Por eso se necesita reforzar la formación de talento humano, especialistas en mercadeo de alimentos frescos y procesados, gerentes y mandos intermedios para la gestión de mercados y centros de acopio en los valles productores; expertos en servicios logísticos para ofrecer asesoría a las miles de organizaciones y empresas que participan en el comercio de alimentos en el país.  
2) Hay que agregar que la presencia de la cooperación internacional para el desarrollo -cuyo aporte hay que destacar- ha disminuido sensiblemente, entre otras razones, porque Perú es considerado país de renta media. Lo malo está en no haber invertido oportunamente en forjar suficiente capital humano y entidades nacionales especializadas en desarrollo, salvo contadas excepciones, que suplan a la cooperación que continua su repliegue.   
3) De otro lado, los hacedores de las políticas públicas tienen que convencerse que entre las más ventajosas inversiones están la asistencia para la innovación tecnológica, asesorías de negocios, financiamiento para capital de trabajo, para capitalización y renovación de mercados y centros de acopio. Si bien la infraestructura de riego es importante se tiende a pensar más en cemento (el que se vende en bolsas) que en materia gris, que no se vende sino que se cultiva y engrandece con el estudio, la lectura y se pone a prueba en la práctica.
4) Mientras en el campo los costos crecen y reducen el atractivo de producir alimentos, cae el interés de las familias productoras en atender el consumo nacional. Si agregamos que los precios de los alimentos se forman de manera poco transparente, encareciéndose exageradamente, se desalienta su compra y se deja al consumidor en manos de comidas no saludables como la llamada ‘chatarra’. Al mismo tiempo -hay que decirlo con claridad: para superar la limitada cobertura del crédito agrario (Agrobanco atiende al 5% de los productores, uno de cada 20 productores), hay que devolverle la rentabilidad a la producción agraria. Si no hay ganancia, ¿cómo podrán pagar sus deudas los agricultores al banco?
5) Para ese propósito es clave establecer una plataforma informática de apoyo a la comercialización agraria -podría administrarla inicialmente la Municipalidad Metropolitana de Lima vía EEMSA-  acercando los datos de los valles productores con la demanda de los mercados mayoristas y minoristas de Lima y los principales centros de consumo nacionales. Una red de centros de acopio en las zonas productoras completaría esta nueva inversión en un comercio más eficiente y transparente que atraería a los jóvenes al campo. De ese punto al ‘comercio electrónico’ hay pocos pasos. Y ese camino es el que indica este mundo del ‘big data’ y datos en ‘tiempo real’. 
6) Nada más pensemos en las manzanas Delicia que provienen de Calango, sierra de Cañete. Su precio al público oscila entre 4 y 5 soles/kilo estando ese precio lejos del poder adquisitivo de muchas familias. Un sistema de información moderno que enlace las zonas productoras con los mercados pondrá racionalidad en los precios y traerá equilibrios que poco a poco se han ido perdiendo. En la ‘era de la información’ que vivimos eso es lo que corresponde. La información es un bien público y dado que su disponibilidad sirve a todos, el Estado debe priorizarla.
Gerentes rurales y agroindustriales
7) Y para contar con gerentes es crítico que las universidades nacionales agrarias cuenten con escuelas de negocios que aporten nuevos enfoques a los emprendimientos alimentarios. La relación con la tecnología para crear productos de alto valor, las estrategias de marketing y negocios son vitales para un país diverso como el PerúUna carrera de administración de negocios asociativos, un posgrado o diplomado en desarrollo local y gestión de negocios agroindustriales son inversiones que urge realizar y poner al alcance de los líderes agroalimentarios y formuladores de proyectos. Estas inversiones son parte del combate a la desigualdad.
8) Pero la tarea no sólo es del Estado, sino también de los mismos productores y comerciantes que deben invitar a las nuevas generaciones a la gestión de sus gremios. Está bien que los mayores puedan tener mayor vivencia de los retos, pero es imperativo combinar experiencia y juventud.
9) La articulación entre los tres niveles de gobierno (central, regional y local) es crucial para fortalecer el comercio alimentario orientado al mercado nacional. Conjugar criterios, esfuerzos y recursos orientados a su desarrollo y aprovechar el potencial de los nuevos negocios orientados a alimentos limpios, nutritivos y saludables es una de las rutas alternas a la diversificación productiva que junto a nuestra gastronomía y el turismo son los nuevos roles productivos del país.  
Rediseñar la obsoleta distribución de alimentos
10) El rediseño de la comercialización de alimentos se parece al desafío del tránsito en las calles de las ciudades grandes y medianas del país. Hoy se tiene un sistema ineficiente, miope y que no estimula la modernización de los componentes del subsistema, en este caso, comerciantes, mercados, equipamientos y maquinarias, funcionarios y procedimientos de los gobiernos responsables de la gestión de estos espacios tradicionales. Como resultado, la informalidad –que muchos ven como un escudo frente a la exclusión- se ha convertido en un freno a la mejora del servicio y la posibilidad de crear nuevos negocios de mayor valor.

 

Algunos objetivos:  
  • Convertir a la distribución de alimentos para el abasto nacional alimentario en punta de lanza de la lucha contra la malnutrición, pérdidas y desperdicios de alimentos, la pobreza y desigualdad;
  • Dotar a los mercados de abasto mayoristas y minoristas de mecanismos y recursos para su modernización, la formalización y fomento emprendedor de sus participantes.
Y unos pasos concretos:
  • Designar al ente rector de la alimentación en el Perú, que liderará la implementación de la plataforma informática para la distribución de alimentos,  proceso inicial para hacer sostenible el sistema alimentario nacional y quien coordinará a las entidades públicas correspondientes;
  • Programa nacional de fortalecimiento de los ecosistemas provinciales de innovación liderado por los gobiernos locales con participación de las organizaciones de la sociedad civil, a partir de un fondo al estilo de los incentivos a la modernización de mercados que rigieron hasta el año 2018.